sábado, 24 de agosto de 2013

"Eleazar Guzmán Barrón, en la Historia..."

Algo sobre nuestro egregio paisano

   
   Don Jorge Basadre en su obra “La Vida y la Historia” en el capítulo intitulado   "El Congreso de Estudiantes del Cuzco: Piedras que gritan y siguen gritando"  escribe algo sobre nuestro ínclito paisano. A continuación  una apretada síntesis del capítulo de marras:

      “La reunión del cuzco suscitó una beligerante oposición de diversos grupos universitarios. En parte de ellos alentaba una hostilidad ideológica a la reforma, o una antipatía personal a Haya de la Torre o a Raúl Porras Barrenechea”
      “Salimos del Callao – dice Basadre- el 5 de marzo en el barco Urubamba, el Congreso se instaló el 11 de marzo con una barra hostil, por haberse producido divergencias con los universitarios cuzqueños . Haya pronunció una vibrante arenga en ese difícil momento”

      “Haya,  fue elegido presidente del congreso. Entre los delegados que viajaron desde Lima estaban,  Raúl Porras Barrenechea, Augusto Rodríguez Larrain, Jorge Avendaño y Eleazar Guzmán Barrón, entre otros. Los temas discutidos y sus ponentes fueron “Bases para la organización de la federación de Estudiantes” por Porras Barrenechea; Reforma de la enseñanza” y “Las enfermedades regionales y su profilaxis” por Eleazar Guzmán Barrón”

      “El Congreso abogó por un sistema educativo organizado en el Perú, bajo la supervigilancia de una entidad autónoma, el Consejo Nacional de Educación; por la descentralización en este ramo; por el servicio médico escolar; por una adecuada escala de sueldos para los maestros; por la creación de una Facultad de Educación con el objeto de preparar el personal docente en los colegios de instrucción media, etc.”

      Finalmente queridos amigos, en especial paisanos huarinos, quisiera compartir con ustedes estas extraordinarias palabras que,  como colofón de su estadía  en el Cuzco, escribiera Jorge Basadre,  "El gran Historiador de la República" :
“Dos cosas dominan mis recuerdos de aquellos lejanos días, una fue la formidable visión del Cuzco y la cordial acogida que halle en él. Fue como el descubrimiento de un mundo, la impresión de ver por primera vez la majestad del Cuzco, la esplendidez del paisaje que lo circunda. Visión de ruinas que parecen bosques, pues las fisuras entre las piedras podrían compararse con ramajes de árboles. Ciudad con tiempo propio que parece no caminar y, sin embargo, se mueve a su manera y parece hacia su propia meta. Descubrimiento brusco del mundo indígena que entonces era ignorado y despreciado por Lima. Angustia de ver los ojos vivísimos y hermosos y los rostros frescos de los niños y pensar que estaban destinados a ser ojos y rostros de alcohólicos y coqueros. Suciedad, andrajos y sumisión al lado de gestos de magnífica dignidad e innata e elegancia.”

      Basadre tenía 17 años. Fue el más joven de los delegados al congreso. Pensar que 88 más tarde un despistado y adulón ministro aprista  declararía: “Que se queden con su Cuzco”; y el gobierno aprista relegaría a la ciudad más hermosa de nuestra patria de ser la sede del evento ecuménico que está por comenzar.
Reseña biográfica

      Eleazar Guzmán Barrón nació en el Distrito de Huari, Ancash, Perú el 18 de septiembre de 1899. Fue un reconocido doctor, bioquímico e investigador, considerado en su país natal como sabio; incluyendo su aporte dentro de la investigación de la bomba atómica. Falleció en 1957 en el Albert Merrit Billings Hospital en Chicago, Estados Unidos.

      Al terminar la secundaria, ingresó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y posteriormente a la Facultad de Medicina de San Fernando concluyendo sus estudios de Medicina a los 25 años. Perfecciona sus estudios en Europa: París y Roma y también estudia 2 años en la Universidad de Strasburgo y obtuvo un doctorado en Química de la Universidad de John Hopkins.

      En 1927 se mudó a Estados Unidos, al John Hopkin's Hospital para trabajar con Leonor Michaellis. En 1930 fue solicitado por la Universidad de Chicago para hacerse cargo de la Cátedra de Bioquímica. Fue miembro del equipo de investigación Láser Foundation for Medical Research de la Universidad de Chicago. Entre sus pupilos en la investigación bioquímica se encontró su hermano Alberto Guzmán Barron. Adicionalmente fue asociado del Laboratori0o Biológico Marino en Wood Hole, Massachusetts.
En 1942 fue llamado por el Gobierno de Estados Unidos para participar en la Comisión de Energía Atómica. Entre sus estudios más importante fueron en referencia de las oxidaciones biológicas. Para el estudio de la bomba atómica lideró el laboratorio metalúrgico.Apoyó y orientó a la creación de las Facultades de Medicina en Trujillo y en Arequipa. Propugnó la creación del Consejo Nacional de Investigación.Recibió honores peruanos por la Universidad De San Marcos, grado honorario de la Universidad de Trujillo y la Orden del Sol del Perú.El Hospital Nacional de Chimbote tiene su nombre 


Lima, 18 de noviembre de 2008

lunes, 19 de agosto de 2013

Felices 90 Tío Hipólito



¡¡Felices 90  Hipólito Zorrilla Antaurco!!
 
Cuando se cumplen 90 años sin que asome aún el ocaso, ni se aviste el crepúsculo y la vida y sigue corriendo como un manso arruelo, calmo y alegre, hacía el mar, lejano aún, resulta inevitable celebrar la VIDA. Así nomás no se llega a coronar casi un siglo de vida. Por ello,  mi saludo  al   “Tio Hipólito” que, el pasado lunes 13 de agosto, celebró su onomástico número 90 rodeado de  nueve  de sus diez  hijos: Carlos, Samuel, Emer, Andrés, Clelia, Maximina, Miguel, Elena y  César; sólo Romel, el Benjamín, estuvo ausente.

Don Máximo Hipólito Zorrilla Antaurco, fue y es un padre ejemplar en el amplio sentido de la palabra. Junto a su amada esposa, Lastenia Torres (+)  la entrañable “Tía “Llashti”, edificaron  un hogar con sólidos pilares  y legaron a sus  hijos una escuela   de trabajo y laboriosidad. Todos ellos,  profesionales y buenas personas,  proyectan en sus hijos la misma luz que el patriarca  irradió.

Entre la alegría desbordante, entre  besos y abrazos de  la numerosa familia: Hijos, nueras, yernos, nietos, bisnietos, familiares y amigos cercanos, se celebró los 90 años de una vida excepcional. Cuatro generaciones reunidas para celebrar la vida de un hombre que ha dejado su marca en cada uno de sus hijos, bendición que no se experimenta frecuentemente en esta vida.

Pocos llegan a esta edad  y más aún como lo hace este ser humano,  lleno de vitalidad, fuerza y optimismo, que ni los años han logrado mermar su  entusiasmo, ni lo han empujado al silencio  de la vejez.  Hasta hace poco seguía dictando cátedra  como sastre, su  oficio de toda la vida, cuya sabiduría resaltó Silvio Huertas en su celebrado poema ¡Salud Pukutay! cuando decía:

Chinas buenamozas, pónganse de gala
en la satrería de Hipolo Zorrilla”

Además, fue uno de los pioneros de la Apicultura en la ciudad de Huari, endulzó el paladar de muchas generaciones, convirtiendo su producto  en una marca registrada apreciada por propios y extraños. Tuve la oportunidad, cuando niño, acompañar junto a mi primo César y otros mozalbetes de entonces, en las travesías rumbo a Ulia y otros puntos donde fructificaban las abejas. Eran horas de aprendizaje. Con paciencia y cariño  nos explicaba  los secretos del arte de la Apicultura. En el retorno venía el "Festín" de la nutritiva miel. Me quedan recuerdos de aquellas caminatas bulliciosas, de la indumentaria especial para explorar las colmenas, de las picaduras y de toda esa gama de vivencias irrepetibles que alegraron nuestras horas de niños y de adolescentes

Sus credenciales de buen ciudadano le permitieron asumir responsabilidades en nuestra ciudad. Fue Regidor del Honorable Consejo Provincial de Huari durante la gestión de don Wenceslao Avendaño Morales. Aquellos años las arcas municipales se tornaban áridas y sedientas, y  el ejercicio de esta noble función no tenía más recompensa que el agradecimiento de los pobladores. En una oportunidad, refirióme algunas de sus experiencias en la función edil, tuvo que lidiar con múltiples problemas y me citó una anécdota: "En mi intención de poner orden, tuve una fuerte discrepancia con nuestro primer obispo prelado, Mons. Marcos libardoni, quién exaltado ante mi obstinada intención de cautelar la proyección urbanística de la ciudad -se estaban poniendo las bases del "Convento de las Madre Dominicas"invadiendo algunos centímetros del Jr San Martín- nuestro recordado primer obispo prelado amenazó con trasladar la sede del obispado a la ciudad de Pomabamba si persistía con mis, para Él,  enojosas observaciones".  Sobre el particular añadiré que  conozco algunos casos similares , dentro de ellos les contaré uno, cuando a finales del siglo y milenio pasados,  un  mal regidor se hizo la vista gorda y permitió la construcción de una vivienda  sin respetar la proyección urbanística de la ciudad, justamente cerca al CENECAPE. Si quieren mayores detalles un pequeño vistazo al Jr. Ancash  en la recta del Restaurante del Sr. Amaranto. Los intereses sagrados del pueblo están por encima de los intereses amicales. Fue también Gobernador del Distrito – cercado, cargo que desempeñó con solvencia y dignidad.

            Las palabras emocionadas de sus hijos: Carlos, su primogénito, de Samuel y Maximina,  dieron el toque de solemnidad a la celebración, asimismo las evocaciones  a la madre ausente, la entrañable “Tía Llashti”, hicieron correr brisas de nostalgia entre todos los presentes.

Finalmente elevo mis oraciones  porque el Señor y la Virgen del Rosario,   que hasta ahora lo han  sostenido y en quienes ha puesto su fe por 90 años, le fortalezcan, sanen sus dolencias  y le confieran todavía muchos años más de vida 

Con sus sobrinos Hugo y Julita Príncipe Trujillo
Momento memorable
Con mi Tío Fausto.
El "Patriarca" rodeado de sus queridos hijos
Samuel, proponiendo el brindis por los felices 90 de su progenitor



martes, 6 de agosto de 2013

"PATAY, paraje de ensueño"

   
"El verdadero camino de exploración no consiste en descubrir
nuevas tierras, sino en tener nuevos ojos" (Marcel Proust)
    

      No hay mejor destino que nuestra tierra. Soy un convencido de aquello. Mi conclusión se asienta en pilares afectivos irremplazables en el tiempo: Mis padres,  hermanos, mi casa, mi  Barrio, en general mi Huari con sus fortunas y miserias, con sus esperanzas y desesperanzas. Suelo “volar” a ella,  en cuanto tengo tiempo, a guarecerme en sus entrañas y en las noches  apacibles intentar encontrar respuestas,  en la tierna mirada de “Mama Huarina”,  a mis inquietudes,  aflicciones,  penas, dudas  y preocupaciones más recónditas que sólo ella puede escrutarlas. Ese acto de presencia frente a su imagen adorada, suele regalarme tranquilidad. Ella, es el lenitivo para el lacerante corazón,  paz para las almas del eterno cosmos e inspiración para los bardos del celaje azul que en cada octubre festivo  cantan sus mirificas glorias.

     Esta visita, además,  me sirvió para refrescar mi retina con imágenes de caminos y lugares que en otrora alimentaron  mi memoria y me hicieron inmensamente feliz. Por ello,  quiero detenerme para compartir con mis lectores la  inesperada visita a ese paraje hermoso llamado “Patay”,  ubicado a más o menos  12 Km. de la ciudad de Huari.  Este bonito lugar,  es un conglomerado de casas - hacienda bañada por el río Puchca, tributario del Marañón y el Amazonas, cuyas aguas, en  esta época del año,  discurren mansas  y limpias rumbo al Atlántico. Nunca había ingresado al mismo Patay, por eso, la visita resultó fascinante. En alguna oportunidad lo circundé  camino a Huachis por el sempiterno e imponente “Capaq Ñan”  o “Camino del Inca” para representar futbolísticamente  a mi colegio “González Prada”.  Al no existir la carretera, los caminantes, debíamos  vencer, sudando la gota gorda , la empinada cuesta  que va desde “Puma punku” pasando por  “Ushnu”, y  Castillo para finalmenmte llegar a Huachis

    Patay,  hechiza desde sus entretelones, te abruma de energía, La carretera que la circunda esta orillada de frondosos molles cuyos ramajes parecen  regocijarse ante cada visita. Ellos son los que dan la bienvenida, moviendo sus amicales brazos al compás de la brisa del manso "Puchca”. La entrada a este espacio vital es un estrecho  e inadvertido atajo que se desprende de la vía carrozable que va hacía  Huachis. Breve,  pero algo empinado te conduce hacia su plaza principal obligándote bajar con algo de cuidado. Su plaza, no desentona con su entorno henchido de verdor, además de ser el ombligo del lugar,  reboza de frescura, tan necesaria en  estos meses calurosos. En una de las esquinas se ubica la  capilla precaria que alberga  con holgura y alegría  la fe de las familias genuinas del lugar: Los López, los Vidal, los Roldán que, año tras años, se dan cita para celebrar su fiesta patronal.   Hacia el este,  la solariega casa de los Vidal Valladares de paredes erosionadas por el tiempo parecen extrañar su años de gloria. En este punto del paraje se alza una pequeña pileta de vetusta apariencia como aquellas del Huari de antaño;  hacia el Norte  muros añosos delimitan las propiedades de los López y  un caminito que parte casi desde el punto central nos conduce a la casa hacienda de esta  familia. 

    La fiesta se celebra con  fervor, los troncos, entrado en años, han devenido  en multitudes. De sus frondosos árboles genealógicos se han descolgado  numerosas familias, la mayoría de ellas asentadas en diversas ciudades del Perú y el mundo. Me encontré con algunos de mis coetáneos y otros mayores como los hermanos Roldán: Julio.  Américo, Clelia, Edgar, Pedro, Doris, Pancho, Tito. Tambien los López: Palmiro,  Marco, Betty, Hugo. Con éste último en agradable conversa departimos gratos minutos en la casa de los funcionarios de la fiesta. Asimismo,  los Vidal,   la mayoría ausentes por la muerte de uno de los suyos, sólo se dejaron ver don Silvino, su esposa doña Hilda y su único hijo presente, Edgar.

            Por expresa invitación de mi primo César Zorrilla abandoné  la fiesta para conocer las casonas que alberga este bucólico  y romántico paraje. Salimos con disimulo. La tarde  veraniega, el entorno saturado  de verdor  y el silencio agradable de esas horas nos alentaban e invitaban a darnos un paseíto. Mi ocasional guía me encamino por las estrechas callejuelas  y con suma generosidad me ilustró detallosamente cada rincón. César,  es cuñado de Marco López, un pataino de estirpe  y por lo que percibí se mueve como pez en el agua por esos lares.  Distendidos nos detuvimos en  el “oconal” vacío y silencioso de la plaza,  reposamos cómodamente en posición de cubito dorsal, por unos minutos  mirando arriba, observando las colosales  moles que la circundan, las mismas que  proyectan gigantescas sombras dando la impresión de un prematuro crepúsculo. Exactamente hacia el sur, enfrente nuestro, se alza imponente  el cerro tutelar de dulce nombre “Pan de azúcar”. Su forma piramidal esculpida con precisión por el creador, le permite  destacar frente a las demás.  Luego de tan agradable avistamiento, nos encaminamos a  los solares de los López,  especie de casona inmensa cuyas  paredes, puertas,  ventanas y pasillos  dan  fe de sus años de gloria.  En uno de los breves corredores de aleros salientes, típicos en las construcciones  de aquellos años,  nos  detuvimos en agradable charla y aprendizaje. Algunos detalles  convocaron  mi atención: los idénticos  pilares de las casonas, propias de las casa- haciendas;  los cómodos poyos, testigos de innumerables conversas nocturnas; las lóbregas cocinas ennengrecidas por el humo de la leña; su pequeño zaguán y al lado su diminuto huerto con lo insdispensable para una buena sazón: cebolla, culantro, yerba buena, orégano, ruda, rocoto, chinchu, perejil, manzanilla, anís silvestre, etc. Sentado en el mudo poyo  Imaginaba silencioso sus noches de luna, el cielo invicto  de nubarrones, pero repleto de estrellas, el canto del “Puchca” y las pláticas interminables de los lugareños. Patay, es una burbuja donde el visitante levita, porque sin el peso de las preocupaciones  y los apuros citadinos, desentendido del bullicio y la despreciable contaminación acústica de las grandes urbes, la vida discurre apacible y placentera. Como colofón del paseíto inolvidable recalamos en el inmenso huerto de frutales, propiedad de los López,  huerto aromado por naranjos,  paltos,  membrillos, limas,  manzanos y chirimoyas que limita exactamente con  el Puchca. Me llevé de  recuerdo jugosas y sabrosas limas que  llegando a casa las  escancié con gusto.   

            Desfallecía la tarde , se acercaba el ocaso.  Mis hermanos Michel y Vladimir junto a mi esposa e hijo ya se habían enrumbado a la ciudad. Despreocupados y confiados en la hospitalidad de mis primos César y Elenita me dejaron solo, Entonces, decidí retornar de la manera como me gusta: Caminando. Una manera de recordar viejos tiempos de docente bisoño cuando ganaba, con relativa facilidad, largas distancias, especialmente  Mallas donde me inicie como docente y posteriormente el  inolvidable Ampas. Emprendí  mi retirada con el corazón agradecido y  cierto temor por lo avanzado de la tarde, sin embargo,  para fortuna mía,  me encontré en el trayecto con Flormira Verde y Elenita Pantoja, ambas mis ex colegas docentes en el Pedagógico de Huari. Elenita se dirigía a Huachis,  la embarcamos y con Flormira y su inquieto sobrino nos enrumbamos por el camino polvoriento hacia Pomachaca. Fue una caminata de aquellas por placentera y entrañable. Ni el polvo enojoso, ni la distancia mermaron la tranquilidad del agradable retorno. Conversando diversos temas  transversales a nuestros intereses de educadores. Recordamos tambien  a los  recientemente fallecidos, don Julián Valle y  esposa doña  Yolanda Verde, tíos de Flormira, tratando de encontrar respuestas a las tragedias de la vida. De cuando en cuando  mirando el  río y el cielo, deteniéndonos  en algún recodo,  para  observar  los remansos del “Puchca” que parecían invitarnos a un chapuzón. Así llegamos a Pomachaca, donde me dio el alcance mi hermano Michel. Con su cómodo  bólido llegamos a Huari en breves minutos.

        La cohesíon, la pervivencia  y  la proyección interminable en el tiempo de los genuinos lugareños en su natal Patay,  reposa en una ley inapelable: "Prohibido vender alguna  propiedad, salvo que el comprador  sea  de la misma familia"

Ya en la noche en el “Mishi Rock” al compás de una banda rockera, vino el desborde. Sendas copitas de  anisado  “Najar” hicieron efecto. La noche se alborotó con los clásicos del rock ochentero. “Lamento Boliviano” fue la canción que rompió  fuegos de una noche y madrugada inolvidables.  Al día siguiente nos esperaba la “Yantada” de los tíos “Salas Reyes”. Esa es otra historia.

Mi agradecimiento a mis primos César y Elenita Zorrilla, a Marco López, Jesús Guevara y al funcionario de la fiesta don Palmiro López,  por su hospitalidad.   

Huari, 29 de agosto de 2013