sábado, 18 de noviembre de 2017

¡De vuelta al Mundial!


 
 
            Cuando sonó el pitazo final, estando reunidos en familia  en casa de mis padres nos abrazamos al borde de las lágrimas  mientras las  bombardas estallaban de júbilo en  esta   gigantesca Lima de luces y sombras y desde  el colegio Simón Bolívar, contiguo a  nuestra casa, y desde las azoteas del emporio de cerámicas de Palao  se elevaban inacabables  vistosos juegos artificiales alumbrando y retumbando de emoción   anunciaban el advenimiento y  bienvenida  a nuestra selección a la elite del balompié mundial.  El Perú festejaba con euforia  y lágrimas  la proeza  y era la TV la encargada de unir en imágenes singulares  la unión de la patria en un solo sentimiento.  Me quedé sentado unos segundos frente al televisor, mis lágrimas contenidas se desbordaban disimuladamente, contemplaba a mis padres  y recordaba los tiempos idos  allá en nuestra tierra linda en una sucesión de recuerdos lejanos cuando tuve la fortuna al igual que ayer, cuando niño y adolescente,  de festejar  la clasificación a  España 82,  Argentina 78 y,  vagamente,   la de México 70.
             Imágenes que desfilaban  por mi recuerdo como un largometraje  inacabable donde me veía  rodeado de mis hermanos en la casa grande de Huari,  la noche del lejano sábado lluvioso del  26 de marzo de 1977  cuando nuestra Bicolor  se clasificó al Mundial “Argentina 78” derrotando  a Chile por 2 a 0 con goles del “Cholo” Sotil y Juan Carlos Oblitas y,  luego de aquello.   la esplendente aparición del  vals “Contigo Perú” del gran Polo Campos  en honor y gloria de aquella performance.  Me veía llenando  los álbumes mundialistas al quítame  con mi hermano Gino y amigos entrañables de Barrio como el palomilla "Pachín", el indomable "Pullún, el ocurrente y sobrio "Chipín"  y los Cárdenas,  mis vecinos inolvidables,   gritando  “dupli,  dupli” en las inmediaciones de la “Librería Avendaño” y  del  Parque Vigil,  trocando figuritas que  me sobraban con amigos de infancia y adolescencia o buscando porfiadamente las “figuritas estrellas”  que,  por escazas,  dificultaban y retardaban   el llenado del álbum y conseguirlas  implicaban una inversión “onerosa” o un  golpe de suerte que pocos tenían.
                Estos 36 años de ausencia que hoy maravillosamente llegó a su final por obra y gracia de Gareca y sus “huestes”,   a los que tuvimos la fortuna de vivir  alguna clasificación mundialista setentera  u ochentera,  nos deja  también imágenes y lecciones que, a partir de la recuperación de recuerdos de  acontecimientos relevantes me  permiten construir un paralelo  entre el  antes y  el después de aquel lindero que simbólicamente está representado por el   gol  de Guillermo “El tanque” La Rosa a Polonia, nuestro último gol mundialista:  En los años de nuestro último mundial gobernada don Fernando Belaunde Terry, un hombre reconocido principalmente por su HONRADEZ, mientras los que vinieron después, todos, a excepción de Paniagua, embadurnados por el LATROCINIO y la corrupción generalizada salpicaron aquella desgracia al fútbol con los Delfino y los Burga. Por aquellos años teníamos  a señores periodistas como Pocho Rospigliosi y Oscar Ardacho. Ambos, motivadores por excelencia y con el don de sintonizar con los deseos populares llenaban estadios  y convertían el fútbol en un producto  delicioso y  estimado  por el pueblo; hoy por hoy tenemos a Phillip Butters con su prédica periodística  pesimista, insultante, sesgada, tuerta y autosuficiente que  antepone  su ego inflado a la objetividad y la decencia periodística ; y a los periodistas mermeleros  y soportes  de  Delfino y   Burga.  En nuestro Huari, universo importante de nuestra  existencia, se difundía el programa  “La Voz del Deporte” por  las “Ondas Amigas de Radio Municipal” en las voces autorizadas de los maestros Glicerio Trujillo Agüero y Rubén Valencia Lora;  teníamos a don Florencio Álvarez Márquez como nuestro burgomaestre eficiente, mientras que en los últimos 20  últimos años  para  desgracia nuestra, han campeado  la corrupción  y el latrocinio disparando morteros  contra   nuestro presente y futuro;  además, por  aquellos años,  se iniciaba una pujante liga provincial de fútbol donde los adolescentes y jóvenes futbolistas  de entonces  nos “vestíamos” de los Uribe, Cueto, Barbadillo, Oblitas, Velásquez, inspirados en su calidad extraordinaria. En los últimos años los modelos  a imitar son los que vende la TV basura y la prensa farandulera;  ya ni siquiera en nuestro amado terruño existe una Liga Distrital de Fútbol  ni, peor aún, un Estadio decoroso a la altura  de nuestra historia (…)
             Este “acontecimiento del retorno a una cita mundial” no tiene parangón,  en términos futboleros,  con ningún otro en los últimos 36 años,  y  debemos convertirlo en un punto de quiebre que nos abra las puertas a mejores años y mejor destinos ¿Por qué no?  ¿Acaso la salida del bandido  de Manuel Burga  no auspició este feliz momento? ¿Por qué no podemos hacer lo mismo con la clase política delincuencial que nos gobierna? ¡Necesitamos refundar nuestra patria! Refundar nuestro Huari  que hoy luce maltrecho, desordenado, caótico y ausente de autoridad, sin obras de envergadura,  víctima de la incapacidad y la corrupción; un pueblo de las oportunidades perdidas  donde el canon minero sólo sirvió  como esperanza que , en breves años ,  no tardo en convertirse  en pesadilla, decepción  y desesperanza.  
              Bienvenida Majestad, te esperamos por tanto tiempo, sentados en un sofá, en un banco, en una silla y en  un estribo,  y cuando el pesimismo y el desaliento de tu larga ausencia nos arrinconaron y acostumbraron  a la amarga resignación  de no abrazarte, has llegado inesperadamente encontrándonos ya cincuentones,  con nuestros hijos crecidos  y  la lógica inminencia vital de la llegada de  los nietos;   y   con nuestros padres, cabal bendición de Dios,  en el dulce atardecer de sus vidas, gritando y vitoreando  y saltando de emoción por tu llegada. Gracias nuevamente  por,  muy a pesar de tu larga ausencia,  haber llegado a tiempo  para recibirte junto a ellos y abrigar la esperanza de tenerte por mucho tiempo entre nosotros,  como, en los años 70 e inicios de los 80 del siglo pasado, donde  teníamos  la dulce  costumbre de compartir contigo nuestros sueños y alentarte y festejarte y amarte como a nadie. ASI SEA.
POSDATA: El  único  sobreviviente  en la "banca"  de nuestra selección,  es el Dr. Jorge Alva ,  Jefe del Departamento  Medico del FPF, presente en los mundiales  de Argentina 78 y España 82 y ahora acompañará   a nuestra Bicolor en   su periplo por Rusia 2018.¡ Toda una leyenda!  
 
 

martes, 14 de noviembre de 2017

Crónicas de balón y pueblo


HUARI,  HACE 36 AÑOS,  VIVENCIAS DE LA ÚLTIMA  CLASIFICACIÓN MUNDIALISTA
Septiembre, es el lindero estacional donde termina el estío y comienzan las primeras lluvias en las estribaciones andinas, de sementeras aletargadas, secas y moribundas, y sedientas de agua y vida. Domingo 06 de septiembre de 1981, el pueblo despertaba, en un amanecer tranquilo,  con sus calles limpias y sus empedrados relucientes, con tortuosas humaredas elevándose hacia el cielo azulejo y limpio de nubarrones. Hace 36 años, nuestra ciudad, se presentaba más hermosa, más limpia, más ordenada y más digna de los blasones que la historia grande esculpió en su honor y gloria como cuna de Juan Huarín y María Jiray, del Sabio Eleazar Guzmán Barrón, del Padre Santiago Márquez Zorrilla, entre otras luminarias de su firmamento histórico e intelectual. Aquel domingo, para los posteriores 36 años, contados hasta hoy en que escribo está crónica, resulta importante, inolvidable y gravitante, porque ese día en el “Estadio Nacional de Lima”, el Perú clasificaba por última vez a un Mundial de fútbol.  Y sobre aquel suceso, hoy, a vísperas de quebrar el maleficio que nos sometiera a una larga y dolorosa ausencia, les comparto este recuerdo que tuvo su epicentro en nuestro pueblo henchido de nobles sentimientos, recuerdo ubicado en aquel recodo del tiempo, a manera de anécdota,  para disfrutarla:

 "Es bien sabido que, por aquellos años, la TV era aún una posibilidad remota y la Radio se erigía como la señal fraterna, infaltable y casi indispensable de los hogares huarinos, ella nos conectaba con el Perú y el Mundo y sus programas noticiosos y deportivos formaban parte de nuestro día a día,: “Ovación de radio el sol” “Pregón deportivo” “Súper deporte”, dirigidos por “Pocho” Rospigliosi, Oscar Ardacho y Litman Gallo Gallito, respectivamente, se alzaban en la más alta sintonía de la radio audiencia local y, aquel día, más aún, ya que nuestro seleccionado se enfrentaba a Uruguay, al que ya había vencido en el partido de ida por 1 a 2, en el mismísimo “Centenario de Montevideo” y aparecía como súper favorito y presto a festejar entre los suyos su clasificación al Mundial de “España 82”. La expectativa era enorme y el optimismo tenía el inobjetable sustento en la brillantez de los dirigidos por el recordado seleccionador brasileño Elba de Padua Lima ”Tim”: Cubillas, Cueto, Uribe, Barbadillo, Velásquez y compañía.

 Recuerdo nítidamente las horas previas al esperado encuentro que nos diera el pasaporte para la magna cita futbolera en la Madre Patria. Desde muy temprano seguimos las incidencias del crucial acontecimiento mediante la “línea de “24 horas” que el programa "Ovación de Radio el Sol" nos ofrecía en forma ininterrumpida a todos sus oyentes, en un cóctel delicioso de recuerdos de los mejores goles, de entrevistas y conexiones en vivo con diferentes puntos del planeta. La vieja radio Sony de mi papá. ubicada en uno de los ventanales que comunicaban el comedor con el patio de mi casa solariega, nos mantenía atentos y emocionados; la muletilla del programa deportivo: “Arriba Perú, avivaba, de cuando en cuando, nuestro encumbrado orgullo de pertenecer a esta bendita tierra de los incas. Así discurrió la mañana con entrega casi religiosa a la causa esperanzadora de nuestra Bicolor que, en horas de la tarde, a las 3: 00 pm exactamente, sellaría con broche de oro una campaña inolvidable, dejando en el camino nada menos que a la “Celeste Uruguaya”  y a Colombia. Para el efecto, con la "mancha" de amigos, habíamos acordado reunirnos para escuchar el memorable encuentro en un punto de la periferia huarina, sin embargo, la ausencia de uno de los nuestro, encargado de llevar su potente Radio Philips de cuatro bandas y diez transistores, estropeó los planes, dejándonos en libertad de elegir el lugar propicio para escuchar el trascendental partido.

 Con algunos de aquella "mancha" inseparable de amigos de adolescencia y juventud,optamos por dirigirnos a la losa deportiva de nuestro colegio “Manuel González Prada”, ahí se concentraban, los sábados y domingos, los famosos sabatinos animando partidos de vóley mixto. Aquella peña deportiva, que en la actualidad ya no existe, estaba conformada por, en su mayoría, docentes huarinos que animaban las tardes con emocionantes partidos. Ante la algarabía de los espectadores se sucedían jugadas increíbles, “wequitos”, colocaditas y mates, estos últimos con un estilo elemental pero más contundente que los mates de Lucha Fuentes y Cecilia Tait, luminarias de nuestra gloriosa selección de Vóley por aquellos años; tan así que a algunos los bautizaron con apelativos intimidantes e hilarantes como, por ejemplo, “Mano de hacha” a don Eduardo “Ñato” Valencia, que solía dejar regados en el piso a sus adversarios y burlarse de ellos, ante  el ruidoso  regocijo de los espectadores. Ahí estaba también un veterano miembro de la Benemérita Guardia Civil  que por su estilo de juego  delicado y provocador fuera  bautizado como la “Caracina” o “Pucallpina”, en clara alusión a los lugares dónde había laborado. La chispa característica que distingue a los huarinos asomaba implacable, atinada y divertida para bautizar a sus "victimas". Aquellos años, me es importante puntualizarlo,  la ciudad contaba  con diferentes peñas deportivas de Fútbol, Vóley y Básquet de docentes y ciudadanos respetables de la localidad, algunos de ellos veteranos que se abrazaban en horas de solaz engrandeciendo la amistad y la camaradería.

  Una vez llegados a la vieja losa de nuestro glorioso colegio,  nos acomodamos presurosos y  con cuidado en uno de los escaños, faltaban pocos minutos para el pitazo inicial y la ansiedad se apoderaba de todos. Siendo las 3; 00 pm comenzó el partido, el sistema de altavoces del colegio vibraba también de emoción al trasladar para los presentes las incidencias del esperado match en la voz de don “Lucho Izusqui”, relator estrella del programa “Ovación”. La memorable tarde siguió su curso,  mientras unos jugaban , otros sentados en sus escaños se  entretenían observando  a los curtidos sabatinos, pero sin  alejar su atención y escucha  de los altoparlantes. Acontecimiento, como el de aquella tarde, no volvería a repetirse en los siguientes 36 años. Atentos, entusiasmados, eufóricos y orgullosos se seguía minuto a minuto. El score permaneció intacto los 90 minutos, resultado que nos clasificaba, de manera que sólo esperábamos el pitazo final para dar rienda suelta a nuestra legítima alegría por clasificar a nuestra cuarta cita ecuménica del deporte más hermoso del mundo y la segunda consecutiva.

 Cuando el relator anunció el final del partido, todos nos abrazamos, niños, jóvenes y adultos, hasta los curtidos sabatinos que en ese momento animaban un entretenido partido lo suspendieron momentáneamente para fundirse en sendos abrazos entre vítores llenos de orgullo. En esos momentos memorables, tan escasos en nuestra historia repleta de felonías derrotas y corruptelas , momentos de gloria como aquellos, tenían el mismo sabor de “Berlín 36”, “México 70” y “Argentina 78”, y son capaces, además, de agitar nuestros corazones como cuando al revisar nuestra historia encontramos en obleas doradas a Miguel Grau y su inseparable Huáscar, a Cáceres en las estribaciones de Tarapacá y en el Valle del Mantaro junto a sus indomables montoneros; y al espíritu indoblegable del viejo Bolognesi dispuesto al inminente holocausto.

 Por ello, hoy a casi 24 horas del encuentro que puede romper el maleficio inmerecido contra nuestra Bicolor, resulta un deber cívico evocar el momento cumbre de aquella celebración de Septiembre del 81: Mientras todos vivábamos y nos abrazábamos felices y orgullosos, un viejo maestro de la ciudad, que encontrábase sentado en el frio escaño de la tribuna ubicada al oeste del perímetro de la loza deportiva, alzó su voz vibrante y arrogante e instó, con un breve preludió preñado de patriotismo, a cantar a viva voz las notas vibrantes de nuestro Himno Nacional. Fue un momento emotivo difícil de olvidar, testigo es el manso LLamoj, atalaya del pueblo, que desde lontananza nos contemplaba alegre al tiempo de escuchar las notas vibrantes del mejor Himno del planeta: ¡SOMOS LIBRES SEÁMOSLO SIEMPRE ANTES NIEGUE SUS LUCES EL SOL (…), hasta las avecillas que planeaban el firmamento huarino parecían regocijarse y el viento frio de nuestro septiembre andinos jugueteaba con la hojarasca del pequeño bosque aledaño al recinto escolar, parecían diminutas cometas navegando en el cielo nublado de aquella tarde. Aquel viejo maestro, respondía al nombre de Glicerio Trujillo Agüero, quién más que él, o mejor dicho, quién como él, para dar cátedra de civismo y amor a la patria, y en el momento exacto proponer aquella escena, sin presagiar que aquel memorable momento no se repetiría en los próximos 36 años. 

 Finalmente, al tiempo de compartir esta vivencia imborrable y tan pertinente para la ocasión, reitero mi fe que mañana sepultaremos el enconado maleficio al ritmo alegre de los Farfán, Oreja Flores, Ruidiaz, Gallese, Trauco, Advíncula y bajo la acertada y armoniosa batuta del argentino Gareca. Mañana será el gran día, día esperado por cerca de 4 décadas repletos de procesos truncos, de pesimismo e impotencia. Mañana  celebraremos nuevamente como hace 36 años   y  nuestra  hermosa divisa, como en México 70 y Argentina 78, retornará por la puerta grande a la cita mundial llevando en su equipaje su juego alegre y atildado para el regocijo de quienes gustan del fútbol bien jugado."  ASÍ SEA.

 Nota: Algunos ilustres sabatinos de aquella época: Eduardo “El Ñato” Valencia,  don Mansueto,   Eudocia Herrera (+) Tío Wenceslao Avendaño,  Oswaldo Bazán “Tío Bom”, Jorge Tamariz (+),  Ashuco Trujillo (+), Lucho Guzmán, Delina Mendoza,  “Coqui”  Salas, Lola Vidal, Getulio Malqui, Pino Huallcasco, Humberto Lora  Félix Asencios, Filiberto “Shaquirita” Márquez , etc, etc

domingo, 5 de noviembre de 2017

EL ABRAZO DE DOS COLOSOS




                El pasado  sábado  04 de noviembre, se celebraron  los cincuenta años de ordenación episcopal de Mons. Dante Frasnelly Tarter, actual obispo emérito  de  la Prelatura Nullius de Huari, acontecimiento  importante para la feligresía católica conchucana en general, y huarina en particular.  En este acto de carácter religioso y social,  se dieron cita personalidades importantes  de Huari,   y dos de ellos  de los más  importantes de mediados del S.XX: Dante Frasnelly Tarter y Wenceslao Avendaño Morales,  nuestro segundo  Obispo Prelado y nuestro  Primer Burgomaestre democráticamente elegido, respectivamente.
            Seguí las incidencias del evento  por las  ventanas de “Huarilindo” y me sentí complacido al ver el abrazo cariñoso  de estos dos nonagenarios con tanta historia  e impronta. Con ambos me unen lazos de mutua  simpatía y respeto desde los albores de mi existencia y conozco  la  trascendencia de sus obras y legados   en el Huari  de la segunda mitad del S.XX.  El primero,  liderando la misión pastoral de nuestra iglesia y el segundo, como parte importante de la  cultura y política huarinas.  Ambos,  seres humanos  de una cultura admirable  y de talante visionario. En la suma de los acontecimientos  más relevantes  de la historia de nuestro pueblo,  durante el periodo indicado,  aparecen  sus “rúbricas” como artífices y   testigos  de lo que se proyectó y de lo que se hizo en lo material y espiritual.

            Dos caminos y dos formas diferentes de ver la vida, sin embargo,  unidos por un ideal irrenunciable: “SERVIR A HUARI”. El cristianismo, por una parte, y el socialismo, por otra.  Ambos credos  que  enarbolan banderas del  humanismo y que justamente concilian en la médula de la civilización, como es la búsqueda de justicia social y  persiguen la redención de la humanidad, la cual gozará de la salvación si se acoge a los principios básicos de sus doctrinas, como única forma de comprender la naturaleza humana en su esencia. No todos seguramente, como es natural, coincidan con este símil que tiene una carga ideológica y doctrinaria, no obstante, lo que queda meridianamente claro, para la posteridad,  es que ambos personajes de nuestro pueblo, con  más luces que sombras  y con su  natural condición  de seres humanos falibles  e imperfectos, son dos de los más preclaros huarinos, por adopción  y convicción, que  adornan nuestra reciente historia.  
El abrazo entre Monseñor Dante y Don Wenceslao  bien puede aparecer como un monumento a la Tolerancia  y que me remonta a una vieja lectura  sobre el particular:  En Sevilla, se alzó un Monumento a la Tolerancia que lleva   la firma de  Eduardo Chillida y que fuera inaugurado en 1992 y constituye un homenaje a la convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes, que tan rico legado dejaran  en tantas ciudades  de la Madre Patria. En un pequeño muro de piedra, de aquel monumento, se encuentran buriladas  las palabras que el Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, víctima del Holocausto, pronunció en la inauguración del monumento:
“Deteneos, hombres y mujeres que pasáis. Deteneos y escuchad. Escuchad la voz de Sevilla, voz herida y melodiosa, la de su memoria, que es también la vuestra, es judía y cristiana, musulmana y laica, joven y antigua. La humanidad entera en sus sobresaltos de luz y sombras, se recoge en esa voz para extraer del pasado fundamentos de esperanza. Aquí como en otros sitios, se amaba y se odiaba por razones oscuras y sin razón alguna.. Aquí como en otros sitios, la tolerancia se impone, y lo sabéis bien vosotros, hombres y mujeres que escucháis esta voz de Sevilla. Sabéis bien que, cara al destino que os es común, nada os separa (...)
            Me rindo reverente ante este abrazo, me inclino con respeto ante estos dos colosos, me siento henchido de orgullo por haber compartido con ellos preciadas horas de mi infancia y juventud, con el obispo Dante, como su  monaguillo  y activo participante en los grupos parroquiales y juveniles, y con Don Wenceslao,   horas y horas de charlas de café preñadas de cultura,  política  y  deporte. En ambos admiré y admiro  su inteligencia y su conocimiento de nuestra realidad político social. Recuerdo, como anécdota,  cuando laboraba en  la escuela  de Ampas, luego del shock brutal de Fujimori, bajamos todos los maestros a solicitarle al Obispo su  apoyo urgente a la comunidad campesina. Su respuesta amplia y aleccionadora concluyó con una sentencia que fue el epitafio de aquel cordial encuentro: “Vuelvan cuando las trojas de los comuneros estén vacías, acaba de concluir la época de cosecha y aún tienen con qué sobrevivir” y fue así,  los meses siguientes cuando sucedió aquello que monseñor Dante nos indicará, llegaron tiempos difíciles, donde  las fauces de la crisis económica  mostraron sus afilados colmillos.
            Para concluir esta nota improvisada, pero sentida y emocionada, inspirada en el abrazo emocionado y  aleccionador, cuya fotografía   preside esta nota, expresarles a ambos las gracias por sus posturas ante su Grey y ante su pueblo. Ambos, desde el púlpito y desde el sillón municipal respectivamente,   irradiaron luces de fe y esperanza  para nuestro amado pueblo. En adelante,  seguramente,   les espera frondosos  y mejores párrafos y libros  que ornen las bibliotecas de los huarinos y ancashinos  y peruanos, sin embargo he cumplido con  uno de los  valores   mayores: LA GRATITUD.


He dicho

Mis padres entregando el libro de mi autoría "Apuntes de Bitacora"