lunes, 12 de noviembre de 2018

"PALLITAS DE OCTUBRE"


La irrupción colorida, alegre, dulcemente bulliciosa y con gala impactantes de las pallas huarinas  en  la festividad de la ”Virgen del Rosario” patrona  de Huari invita al orgullo merecido de  la colonia huarina residente en la capital de la patria. Un orgullo que se asienta en el  esfuerzo y el  apego a nuestros  bienes culturales tan apreciables por propios y extraños.  Hace ya casi  un cuarto de siglo que las pallas huarinas migraron envueltos  de nostalgia  a esta Lima de todas las sangres. Llegó la comparsa fulgurante arropada de amor telúrico, llegó precedida de vívidos recuerdos regados en la lejanía del tiempo y del espacio y de añoranzas  que  suelen pasear enhiestas en las celebraciones de octubre.
La  trajeron una pléyade de dignas damas huarinas para, con  el correr del tiempo, elevarse  al pináculo de las preferencias  junto al Huaridanza. Desde entonces ha ganado muchas batallas  con sus formidables armas acústicas, coreográficas y sus galas cada vez más deslumbrantes. Las muchedumbres huarinas que al principio se acercaban con recelo y curiosidad hoy por hoy  disfrutan  a raudales. Hasta el runa simi, el quechua del incario, sonríe de emoción y de orgullo al escuchar en las voces dulcificadas  y  bemoles inalcanzables de las bellas collas de octubre, en su mayoría hijas de segunda o tercera generación de migrantes huarinos, los cantos y melodías indescifrables… 
Aplausos  por   la iniciativa y el esfuerzo desplegados durante estos casi 25 años. Noble tarea de un pueblo que ha sido capaz de  trasladar desde su querencia esta hermosa danza  y además  dotarla  de  un estilo propio,  nutriendo  su repertorio  coreográfico,  deslumbrando con su vestuario, sin descuidar su historia y sin  afectar su esencia. Hoy por hoy las pallas de Huari  no solo despiertan, cada vez más,  simpatías y adhesiones, sino que reclaman un podio mayor dentro del firmamento folclórico de Áncash y de nuestra patria. Ese podio no es otro que el reconocimiento oficial, la validación por los estamentos especializados, como “Patrimonio Inmaterial de la Nación”. A eso hay que apuntar.  
                  En el presente año, las pallas de los residentes huarinos  en la ciudad capital,  mostraron un rostro inédito, donde la candidez de las bellas púberes, bien acompañadas de consagradas pallitas,  levantaron  llamaradas de  simpatía y emoción, tanto en las fiestas de Lima, como  en las de Huari, a donde viajaron  “Cruzando valles y cordilleras”  para hincarse a los pies de la “Virgen del Rosario” y ofrendarle un homenaje  espléndido  que  quedará  grabado en la memoria de sus integrantes, de sus Gatillinyas y del generoso pueblo huarino que los acogió y aplaudió entusiasmado.
La pallita emblemática de las fiestas huarinas  del presente año,  en la ciudad de Lima, es sin duda,  VIVIAN CUIADROS AIRA, tierna capitana de una comparsa, cuyas vallas de exigencia y perfección   se han elevado notoriamente en los últimos años, debido al esmero , al cuidado y al amor con que se le asume. Vivi, como es que la llamamos cariñosamente, se puso a cantar y bailar airosamente derramando a su paso aromas de embriagadora juventud, de lozana adolescencia y siempre con su  sonrisa a flor de piel dispersándose en todas las direcciones.  Para los que estuvimos cerca, acompañándola, ha sido también una experiencia inolvidable. Hemos sentido la alegría de su tributo a la “Virgen del Rosario” y al “Niño Manuelito”, también su espontaneidad y sus rasgos,  aún notorios,  de inocencia que todavía  quedan de su cercana niñez. ¡Loor para las pallitas de octubre! Fulgurantes collas que nos encantan y estremecen y cuya pervivencia en el tiempo está garantizada. Los filones inagotables  la disfrutaremos eternamente.  
Y me despido de ustedes mis amables lectores dejándoles, para el deleite, el siguiente poema de Alcides Alvarado Huertas. Sus versos  construyen  un concepto, una definición de la PALLA en toda su  magnitud:  

  Ampash Palla
Querida colla de Octubre
dislocas caderas en iglesia punku
a los pies de “Mama Huarina”.
El violín gime sus quebranto
junto al arpa que ronca panza arriba
con su silueta de mariposa gigante.
Haz bajado pastora de tus alturas
con faldellines bordados,
aretes, peinetas y  monterilla;
tus largas trenzas de yacumama
devoran tus senos de chirimoya.
Costa purisha, abejita voladora:
¡Cómo bailas, cómo cantas¡
Déjame ser tu viejo isqui uma
sólo una ñizca.
para saborearte en mi ponchito
mallashino
envolverte con mi chicote
y así olvides a tu Apu Inca.
Flor silvestre, shongo sua de mis amores,
allá te esperan tus huashquis
llévate de millcapa a tu tierna majada
colasión y bizcocho aromado de gumish
y no olvides nunca las travesuras
de este huaricholo jijuna...
Alcides  Alvarado Huertas








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