domingo, 25 de marzo de 2012

Personajes de mi pueblo

“Carlos Jhon Lora: Trovador inolvidable ”

(Carlos Jhon es el último de la derecha, acompañado de Efraín Córdova(+) Fausto Bar, Alfredo Córdova,Tito Bar Luís Bazán y Robinson Mendoza)
Octubre lluvioso, de súbitos torrentes nos trae en su abultado equipaje eventos costumbristas de diversa índole. Uno de ellos, que hoy por hoy agoniza  por  inanición e indiferencia, es la “Carrera a las Cintas”que,  en honor a la verdad, me resultó siempre aburrido por su monotonía  y esa sucesión infructuosos intentos de arrebatar una cinta  al trote poco elegante de caballos nada finos que daban  testimonio, con sus torpes trotes,   de  la decadencia de un arte tan arraigado en la región  que en otrora exhibió la pedantería y ostentación con  finos y bien   ensillados y vestidos corceles,  propiedad de los hoy   extintos hacendados y terratenientes. Si algo me atrajo de esta fiesta es el hecho de entretenerme con la banda de músicos y reencontrarme con amigos que en “caravanas del retorno” llegaban a la santa tierra a gozar de la fiesta de la "Virgen del Rosario.

Octubre del 87,  en la tribuna atiborrada de espectadores se escuchan chuscadas, valses y paso dobles musicalizados por una  competente  Banda- Orquesta ofrecida por los alfereces  de la fiesta en mención, ellos, intentantaban   romper el sopor del atardecer  primaveral huarino.

La tarde avanza lenta al paso tortuoso de las horas, en el oriente  el Llamoj aupado por el cielo azulejo escarchado por vagas nubecitas se empina más y más. ¡Es el Atalaya hermoso cuyas cornisas los huarinos  aprendimos de memoria!   

El cielo impredecible, cual amor serrano  mutante y veleidoso, ora despejado y límpido, ora lóbrego y amenazante, no enseña aún sus fauces húmedas y permite desfrutar del bello atardecer. De la tribuna repleta y colorida, adornada por bellas damas y hermosas jovencitas, se dejan escuchar alegres melodías, agudos bemoles de una voz privilegiada que  entona a capela hermosas canciones cuyas notas acarician nuestros oídos. Nosotros, grupo de mozuelos, estudiantes del naciente Pedagógico  apostados  en algún punto del estadio del colegio, bebiendo vasos pletóricos  de malta, lúpulo y levadura, no nos sustraemos al encanto de la emergente voz  tan vernácula y huarina,  y con disimulo acercámonos cada vez más cerca del espontáneo intérprete. Suenan  las letras de  esa mítica muliza ochentera  cuyas letras dicen: “Cuando estés con él dile, cuando estés con él cuéntale, dile que anoche estuviste conmigo, dile que…”  La serenata en el crepúsculo levanta llamaradas de entusiasmo y nosotros ,contagiados de amor, al tiempo de  escuchar  su voz, apreciamos con sorpresa, admiración y sana envidia al inopinado intérprete. La sucesión de hermosos huaynos valses y mulizas roza las fibras más sensibles de nuestros atribulados  y enamorados corazones. Seguramente, en algún punto de la tribuna, nuestras hermosas y amadas  Dulcineas sienten lo mismo. ¡Qué tiempos caray!

¿Quién era aquel bardo  espontáneo, que en aquel crepúsculo  de ensueño nos deslumbró? Era nada  menos que Carlos Jhon Lora, hijo predilecto de la Tía Macshi Lora, prima hermana de mi abuela materna Pilar Osorio. Un hombre bendecido y henchido de sencillez y  amistad. Con una manera diferente de observar el horizonte de la hermandad y el huarinismo.  Con razón y propiedad escribió  de él, el maestro Silvio Huertas, “Hombre sencillo, distante de las poses de los envanecidos” 

Tuve la fortuna de departir muchos momentos con él, percibí  su espíritu bohemio, gocé con su plática amena  y disfrute, por su puesto, de su voz única y siempre cantando a capela. Desafortunadamente nos dejó hace algunos años, llorando de cariño y también de impotencia. Sin embargo,  parafraseando a   nuestro vate huarino  Alcides Alvarado en su esplendido poema “Carta a Huari”  diremos  de él, que se  esconderá en cada encomienda, en cada allichumi y sus octubres, de los búhos en su graznido, en cada trocha encalaminada, en cada pachamanca y su sabor a ombligo de virgen,  y volverá en las galgas que ruedan en los picachos o, en la insomne mirada del manso Llamog para llenarnos de él,  amigo  ausente...” y llorar de tribulación al escucharlo rematar su predilecta muliza con estos sentidos versos:  “Culpable nunca has de sentirte, el corazón es el que manda, es el destino el que nos une , nada ni nadie podrá impedirnos,  mas separarnos es imposible…”

jueves, 1 de marzo de 2012

Felicitaciones Ginito Malqui Sierra

En Chavín de Huantar
 ¡Salud Ginito!

Con la venia de los lectores de esta humilde ventana, quiero compartir la inmensa  alegría de la familia Malqui Hidalgo  y Sierra Olivares por la confirmación del ingreso de mi sobrino Gino Malqui Sierra a la “Escuela Naval del Perú”, logro que enorgullece a toda nuestra familia, en especial a sus queridos padres: Gino Malqui Hidalgo,  Doris Sierra Olivares  y  hermana Debora.

Ginito en Huari junto a su hermana Debora
Ginito ha hecho realidad su sueño de niño, para el efecto, retornó, el año pasado, de Italia, país donde viven sus padres y en donde pasó su infancia y adolescencia, y emprender con sacrificio y dedicación la búsqueda del objetivo trazado, que hoy jueves 1 de marzo  siendo las 4 de la tarde nos ha sido anunciada su confirmación.

Es un logro que nos alegra sobremanera, por tratarse de un ser humano sencillo y cariñoso, tán estimado y querido por sus abuelos, tíos,  primos y amigos, la mayoría de ellos afincados lejos de nuestra patria y que seguramente en este momento trascendental para él, comparten  la satisfacción por tan importante logro.

A mi entrañable hermano Gino, a su  esposa Doris  e hija Debora, desde la lejanía nuestras felicitaciones. Todos estamos contentos hermanito. Nuestros padres, tus hermanos y sobrinos hacemos nuestro este logro importante. A Ginito decirle que nos sentimos orgullosos de él y  desearle que su estancia en la Escuela Naval del Perú satisfaga sus sueños de servir a la tierra que le vio nacer con las mejores y más simples virtudes  que pueden pedirse: El amor a su patria, el espíritu cívico de buen ciudadano y la abnegación de buen patriota que no solo cumple su deber sino que por él se inmola cuando es necesario.


¡Felicitaciones y bendiciones sobrino!

En Machupicchu