domingo, 8 de abril de 2012

Una visita por Semana santa

Visitar mi Huari en “Semana Santa” resultó encantador, desde  hace 10 años no participaba de la solemne celebración. Esta vez mi itinerario se circunscribió a lo previamente planificado: acompañar al cristo doliente y compartir con la familia los magnos días de reflexión y recogimiento;  y de paso visitar, en las mañanas, los bucólicos parajes aledaños  y contornos entrañables de mi gran ciudad que por esta época del año  lucen lozanos y verdosos.


El Jueves Santo, en la mañana, a invitación de mi primo Edwin Avendaño Hidalgo, “El llavero” del presente año,  nos reunimos en su solariega casa, aquella de preciados  recuerdos familiares  en cuya amplia sala  luce el retrato de la “Mama Aquila” y el tío Wenceslao  y se percibe aún  la sonrisa sin linderos y los ecos ocultos de la  voz indescifrable de la inolvidable  tía,  que parecía compartir la alegre reunión y las dispersas tertulias que se levantaban en la amplia casa al calor del entusiasmo de los generosos anfitriones,  familiares y amigos , entre los que se contaban el patriarca  de la familia Don Wenceslao,  sus hijos Wagner, Edwin, Elichita, Wilbur,  Azucena.  Macshi, Pacu, hijos,  nietos y los amigos como el Prof. Franco Solís Benites, Ariovisto Ferro Márquez, entre otros. Un frugal y tradicional almuerzo digno de jueves Santo sellado con un rico vino tinto  y aromado con hermosas flores bien acondicionadas en maceteros  dispuestos a ornar la noche sacra de jueves santo, fue el marco de la  singular cita. Ya en la noche, en la santa misa presidida por el Obispo con  una concurrencia raleada en comparación con las celebraciones de antaño,  se recordó los episodios bíblicos,  para finalmente iniciar con la vigilia acondicionada en diferente lugar de lo acostumbrado, reducido y friolento junto a “Pachanpunku”. Se dejaron ver muchos huarinos residentes en la capital. Con la grata compañía de Carmen Jara Salas y mi primo Víctor Hugo Tarazona ubicados en la parte anterior del sagrado recinto participamos de la celebración, añorando y comparando con las celebraciones de otrora tiempo.
 
Las primeras claridades del Viernes Santo anunciaban un día lluvioso, en la noche había llovido y se temía lo mismo, por fortuna el temor se disipó,  el  cielo azulejo y el sol otoñal  nos sonrieron,  de manera que aproveché para visitar la “Cruz de Chullín”  aquella que rasga la tinieblas de las lóbregas  noches huarinas y nos ilumina  de cristianismo  desde el totémico “Tucuhuaganga”; y visitar Ampas pueblito hermoso donde inicié mi periplo docente. Así fue, acompañado de mi hermano Michelín, su esposa Lola  y mi querido sobrino Alessandro  nos dirigimos a Ampas para en el retorno recalar en la “Cruz de Chullín”.  Llegamos  en breves 20 minutos, el pueblo desolado contrastaba con la belleza del paisaje, no ha cambiado mucho siguen igual  sus  rusticas y pintorescas casas, su iglesia,  la pampa pantanosa  de “Bombom” con su fértil y ennegrecido  humus  y el  arruelo contiguo a la escuela cubierto de lozanos “berros” sigue cantando la misma sinfonía infantil. De pronto aparecieron algunos pobladores, una venerable anciana de ojos glaucos caminando casi a tientas se me acercó y reconoció de inmediato, me abrazó fuertemente y pronunció mi nombre con cariño, fue un momento emotivo, era la esposa de mi  viejo amigo  “Diuñi”,  finado  él,   padre de Yolanda y “Pacucho” alumnos de mi escuelita. Mientras conversábamos recordando mi grata estancia, la a voz ronca de un mozuelo  nos interrumpió: Prof. Doto, me dijo, y  me abrumó de inmerecidos halagos recordando episodios que ya los había olvidado como aquella  de la infartante final del concurso de canto a nivel provincial cuando vencimos a la Prevocacional y nada menos que a su mejor prospecto: Lourdes Salas. En honor a la verdad, por aquellos tiempos la escuelita de Ampas era una de las mejores, le pisábamos los talones a los citadinos en cuanta competencia hubiera, dígase académica, cultural y deportiva. Merito  de reconocidos maestros, auténticos líderes sociales como Juan Demetrio Salas Reynoso,  Fermín Hidalgo Jara, Hernán Pardavé Trujillo, Víctor Flores Asencios entre otros. La 86330 de Ampas era la antesala para llegar a la Prevocacional, hoy “Virgen de Fátima” de Huari,  una manera de graduarse. Desgraciadamente hoy por hoy llegar a Huari, así comentan,  se ha convertido casi en una grasienta transacción comercial  donde se  permutan las plazas con el mejor postor,  una manera que me parece  indigna que pospone a los que realmente merecen.  Finalmente un recuerdo cariñoso a mis colegas de la época,  en especial  con quienes trabajé casi cinco años: mi caro amigo y compañero: Miguel Vidal Solís, Wilber Salas,  Yolanda Mendoza, Elma Asencios, Eusebio Torres,  a los padres de familia y a la comunidad en su conjunto. Gracias a ellos viví momentos inolvidables en lo profesional. Recuerdo también  con cariño su “Llaquari” de “Pampay”,  “Siega” y “Trilla”, cada uno con su singularidad, y su agradable  “Puchero”.  Solía ser considerado e invitado a esas faenas campestres y degustar aquellos  potajes preparados a la usanza ancestral de sus pobladores. Cuando ya nos retirábamos, llegó Dante,  otrora pequeñín con cara de palomilla, hijo de mi amigo Urbano, reconociéndome rápido  a pesar del tiempo transcurrido conversamos amenamente evocó aquella   épica faena  de “Los Tigres de Ampas”  en la  final del campeonato ínter comunal de fútbol realizado en el estadio del “González Prada” donde nos impusimos por un abultado marcador al archifavorito Colcas ganando nada menos el trofeo mas grande que se haya visto por esos lares y que los ampasinos lo atesoran  con cariño. Jugadores como el “zurdo Gaudencio Jaímes”,  “Juan Rivera”  y algunos cocaleros ampasinos  de San Juan de Culebra  conformaban el equipo, si algo no faltaba, como entenderán  en aquella oncena eran los billetes verdes de los dominios  del “Tío Sam”    Desde hace tiempo ansié visitar este pueblito de gratos recuerdos, hoy me siento tranquilo  de haber extendido mi mano a viejos alumnos, amigos y pobladores. La despedida de don Lucio y su esposa  doña  Lola pastando su ganado en el verde oconal junto a la hija de don “Mañu Soto” sintetiza el mutuo cariño de este humilde docente que dejó parte de su vida en  aquella aldea  andina.

En el retorno hicimos un alto en la mítica “Cruz de Chullín” de donde se aprecia la gran ciudad  con sus fortunas y miserias, indemnes a pesar  del paso  del tiempo, sus parajes aledaños de ensueño, su crecimiento desordenado que marcha de frente hacia el hacinamiento y el caos, su carencia de centros de recreación (parques) sus nuevas construcciones elefantiásicas, algunas  con sueño eterno sin vida y sin fin;  y se aprecian fundamentalmente los sueños irredentos de un pueblo tocado por la diosa fortuna que aun no aprovecha  su oportunidad.

Viernes Santo, en la tarde,  la cita fue en la catedral para besar los pies del “Cristo Doliente”  la multitud   acompaña al “Señor de la Caídas”  y rubrica su presencia con sendos besos al cristo que matamos todos los días con nuestros pecados. Lamentablemente no pude asistir, preferí  hacerlo en la noche. La  tarde nublada y amenazante  no fue óbice para  que los pocos pero linajudos  “sanjuaninos” que quedan en Huari  armen sus habituales  conversas: don Jorge Salas, Víctor Pretel y mi padre entre otros, lamentando la merma del fervor católico y añorando viejos tiempos y antiguas costumbres de semana santa: las ayunas, las matracas, los maceteros, las largas y penitentes procesiones, los cirios encendidos, los severos lutos etc., etc. Fue una conversa de aquellas donde no faltó la anécdota, el episodio conmovedor, el hallazgo. Hablaron, digo hablaron porque yo solo escuchaba con deleite, hasta de entierros,  de libras esterlinas y frustradas oportunidades de ser millonarios, en fin se habló de todo un poco, de almas piadosas y condenadas y  de pesadillas;  y hablando de pesadillas se habló también con INDIGNACION  del pésimo estado de la carretera, inexplicable realidad en una provincia, en una zona llena de recursos y oportunidades. Coincidentemente este último tema ha colmado hasta el hartazgo, con los huarinos con quienes me topé y conversé era el tema obligado, elevaban  su voces  de protesta ciudadanos connotados como   el Prof. Toribio Herrera Nava, en especial el Prof. Lucho Guzmán y la Sra. Delina Mendoza, su digna esposa, con quienes retornamos del amado terruño  en un viaje lleno de peligros, avalanchas, atollamientos y quejas altisonantes contra la ineptitud de nuestras  autoridades. Una falta de compromiso con los sagrados intereses de nuestro pueblo.

Es preciso felicitar a los jóvenes que escenificaron la Pasión  de Jesús, profesores y alumnos del Colegio Parroquial “Silvia Ruff” con un poco más de orden  puede resultar mejor. Los que actuaron lo hicieron bien, tanto quien encarnó a Jesús como los demás  personajes: Magdalena, María, Judas, Pilatos, los invidentes y las lloronas. Está innovación tiene que sostenerse en el tiempo, también tienen la palabra las otras instituciones educativas como nuestro Glorioso González prada.   

Llegó el sábado de gloria,  con mi amigo Josué Muñoz , cariñosamente llamado “Pachín” visitamos algunos puntos de recuerdo de nuestro Viejo “San Juan” la caminata nos llevó hasta  el Pedagógico de donde avistamos  junto al camino que conduce a “Buenos Aires” adyacente a los predios de la familia Salas Vidal, una rustica casita que sobrevive  al tiempo. Pachín, lleno de nostalgia recordó que fue justamente en esa rustica casita que escuchamos, bebiendo nuestro primeros y agradables sorbos… el partido Perú- Colombia en el “Campín de Bogotá” valido para las eliminatorias de “España 82”  cuando  el guardameta colombiano Zape le atajó un penal  al   "Nene" Cubillas,   y Guillermo “El Tanque” La Rosa anoto el gol del triunfo con un formidable cabezazo. Pachín era el único que tenía la patente de corzo para ver los partidos en la Radio… Nos detuvimos en el puente del “Riachuelo de Virá” conversamos algunos minutos, recordamos viejos tiempos, viejos amigos, aquel lugar fue testigo privilegiado de nuestra niñez…

Finalmente, llegó el retorno, para mi siempre triste y a veces dramático. El hecho de asumir cada llegada y cada despedida como el último me suele dañar y descubrir como un ser débil y sentimental. Dentro de mis más íntimos deseos pido a Dios y a la Virgen que cuide a  mis padres, a los míos, que siempre me esperan con el más grande de los cariños.

 

lunes, 2 de abril de 2012

API DOLORES: Efluvios de "Semana Santa"

Marzo, mes de matrículas en la escuela pública, nos  convocaba a todos los maestros a nuestros destinos. Y Ampas, pueblo de siembra y cosecha fértil de saberes, triunfos y amistades, que hoy por hoy sucumbe víctima de la migración y el voraz gusto citadino de sus habitantes, nos esperaba y recibía calmo con sus mudos sembrios, con maizales y trigales en flor, saludándonos al son de la brisa mañanera y de la inenarrable sinfonía de los pajarillos.

El Api Dolores hirviendo en ollas de barro
Al asomarse la "Semana Santa" esperábamos como de costumbre la visita de los "principales" del pueblo, ellos  llegarían a ofrecernos el "Api Dolores". Efectivamente, irrumpian por el portón herrumbroso de la escuela en alegre tropel, portando sus ollas de barro y canastas repletas de pan de trigo artesnalmente molido, venían regando los caminos con alientos de anís para el trueque místico con nuestros cirios y velas, que para el efecto, ya los teníamos guardados, acto que sellaba nuestra mutua adhesión a la grandiosa causa del Cristo doliente, y obediencia al mandato de uno de los muchos inapelables decretos consuetudinarios. Era el inicio de la "Semana Santa"

Preparación del Api Dolores en la Casa Avendaño
El "Api Dolores" potaje que, en castizo significa "Mazamorra de la Virgen Dolorosa" tiene un ingrediente descollante: El "Anís de campo" hierba silvestre e indómita de aroma insondable que muchas veces de niños, los huarinos, solíamos arrancar de raíz en nuestras correrías diurnas por los frescos y verdosos "Sheque", "Patashgaga" y "Chucllushpampa". Esta deliciosa mazamorra andina es el signo gastronómico de la "Semana Santa" en el mundo andino rural. Es de origen campestre. Lo preparan siguiendo los designios de los ancestros, sin ninguna mácula de caprichosa modernidad, con Chuño de maíz y papa, membrillo y anís de campo. Es para este modesto servidor el que exhala el mejor de los aromas, y si es preparada en Ampas mucho mejor. Afortunadamente lo sigo degustando. Siempre por estos tiempos mi dulce y generosa madre a sabiendas de mi irrenunciable predilección, acompaña en sus encomiendas la rica mazamorra de marras, de manera que puedo alardear este inmerecido privilegio. resultado en cierta medida de mi porfiada adhesión a mi Huari y a su más entrañable y bucólico contorno: Ampas, pueblito colgado del cielo.
En el presente año alisto maletas para viajar a mi Huari querido. Mi prima "Elichita" Avendaño  es la funcionaria principal. Después de casi una década estaré diosmediante en Semana Santa espero esta vez sí  visitar el pueblito donde inicié mi periplo docente, lleno de hermosas vivencias que lo tengo guardado  en el cofre de mis preciados recuerdos: Ampas