martes, 31 de julio de 2018

¡ALBRICIAS QUERIDA “TÍA ANITA”:!

"Tía Anita", radiante de alegría
Esté cóndor, ora alegre, ora nostálgico  y ora  emocionado como  está  hoy,  no puede sustraerse de saludar a  la familiaridad  y engrandecerla, más todavía si se trata de los míos, cercanos en el  afecto  desde mis lejanos   años de adolescencia, cuando  con mis alas  de púber alborotado bajaba,  desde mi Pukutay inolvidable,  a  los  barrios  bajos de mi ciudad  en busca  de mi  aún quinceañera Dulcinea.  Tiempos aquellos en verdad, cuando mi pueblo, ahora lejano, nos arropaba  con su tranquilidad de aldea  celestial  y divina en donde fuimos inmensamente felices.
La  ciudad,  a través del tiempo, por obra y gracia del ingenio innato de sus pobladores, de los moradores,   fue independizando  y distinguiendo sus  espacios geográficos de acuerdo a sus características topográficas  y urbanísticas  peculiares,  dotándoles de  una nombradía  definitiva  y seguramente eterna.  Allá, en los predios bajos de la ciudad, cuyo espacio es dominado por dos de los cuatro  barrios tradicionales de Huari: El Carmen y el Milagro,  a los que se les llama en conjunto “Ura Barrio”, en el límite de estos dos barrios , casi exactamente en la parte central  en plena cuesta o  declive por donde se prolonga  estrecha   el Jr. Ancash  que atraviesa de Este a Oeste la ciudad,  está ubicada  “La Zanja”, tradicional espacio donde otrora moraron familias  emblemáticas de la ciudad  de cuyas ramificaciones  emergieron en el tiempo ciudadanos  honorables e intelectuales de trascendencia   entre los que se cuentan la Dra.  Hilda Vidal,  el poeta Silvio Huertas,  Hugo Huertas y  Abilio Jara, etc.  Un barrio de  troncos genealógicos frondosos   donde destacan Los  Jara, Los Vidal, los Huertas.
El sábado último, 28 de julio, día de la patria, coincidió también  con la celebración de los 90 años de la “Tía Anita”, hija de dos de los moradores  antiguos  y linajudos de aquel lugar: Don Pedro  Jara y doña Carmen Blas, ésta última, dama noble y aguerrida  de carácter bravío e indomable  dueña de una gran prole  que ha dejado en la memoria de los suyos y del vecindario un sinnúmero de recuerdos entrañables  e imperecederos que de cuando en cuando en familia  las evocamos y disfrutamos.  Justamente la “Tía Anita”  ha heredado esos rasgos de su progenitora con el añadido  de su generosidad   y sentido del humor contagiante.  Este cóndor agradecido, rinde pues homenaje a la flamante nonagenaria,  y lo hace  con la misma fuerza del cariño y afecto recibidos,  tanto de ella como de sus hijos: Elenita, mi compadre  Fernando, Martha y  de su nieta Katherine,  brillante profesional de la medicina   y a mucha honra mi querida ahijada.
La fiesta ofrecida por sus hijos y nieta, con todos los detalles que la pulcritud, la sobriedad y elegancia aconsejan,   se desarrolló en el distrito  limeño de Jesús María.  La liturgia  de la palabra por la salud de la homenajeada oficiada por el padre Percy Robles Vega y animada por un notable  coro polifónico   que interpretó melodías  del cancionero sacro  de nuestra lejana querencia.  Posteriormente,  en la parte social,  alegre y llena de jolgorio familiar,   se brindó  por   el natalicio  de nuestra querida tía,   respetada  y apreciada  tanto por los suyos  y  cuanto  por la colectividad huarina.  Este acontecimiento unió en un solo abrazo y en un solo corazón a todas las vertientes de los Jara Blas que en todo momento  volcaron sus afectos para hacer de este día no solo un acontecimiento familiar memorable, sino uno de los días más felices de la cumpleañera.    
Mi cariño y homenaje reiterado  para  la “Tía Anita”  que entre hurras del largo tiempo transcurrido   y  que a Dios gracias  no han minado  ni su  vitalidad,  ni su gran sentido del humor; con sus facultades  elementales incólumes  y arropada  del cariño de su familia extensa y unida, ha ingresado al exclusivo “Club de los Nonagenarios de Nuestro Huari”  que,  para bendición y contento nuestros,  ya  suman  varios integrantes,  entre ellos alguno que ya superó la valla del siglo y otros que están muy cerca de superarla . Eso nos alegra, nos motiva, nos  ilusiona  y a la vez  constituye  un indicador de la calidad de vida,  de lo sano de nuestro hábitat, de las   buenas costumbres alimenticias que las generaciones presentes hemos alterado y,  sin que todavía existiera  ni nociones de educación   socioemocional en teoría, ya  en la realidad  las generaciones pasadas lo asumían  en la vida misma, con resultados individuales, donde  niños y jóvenes creo que eran   más felices,  y el resultado colectivo  permitió  construir un mundo más justo, pacífico, productivo y sostenible. Lecciones de vida realmente.
                Concluyo esta nota con  mis recuerdos  a cuestas de  vivencias  en  “La Zanja” junto a mi esposa y mi hijo, barrio al que aprendí a querer y ,  en esta hora,   me incita a la nostalgia  y a la gratitud.  Comparto, para el efecto,  una  suculenta anécdota que tiene harto que ver con mi cariño al barrio de mi esposa:  En una oportunidad,  ya afincado en la ciudad de Lima,  en una de las tantas reuniones de amigos y paisanos,  en  un rapto satírico furibundo, ante  una cordial y atenta pregunta de don Jesús Arias Silva sobre la procedencia de mi esposa,  le respondí con la misma atención y además con solemnidad: Mi esposa es del barrio "Anglosajón"  de nuestro Huari,  de los barrios  bajos, linda milagrina como bien versa una canción huarina,  del árbol genealógico de la Sra. Carmen Blas, provocando en mi ocasional interlocutor  una carcajada estentórea.  Sin proponérmelo, por su paronimia  y homofonía,   logré posicionar este nombre, que en realidad pertenecía  a los pueblos germánicos que invadieron Gran Bretaña en los siglos V y VI,  en los círculos familiares y amicales cercanos, claro está con respeto  y gratitud  a  aquel  espacio de nuestra tierra  perdurable en mi memoria  y que todos los huarinos conocemos como la "Zanja" .  
Con sus hijas Elena y Martha, y su yerno Fernando
 
Con su adorada nieta Katherine
 
Con el cóndor y esposa
Familiares acompañando a la "Tía Anita"
 


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