martes, 14 de noviembre de 2017

Crónicas de balón y pueblo


HUARI,  HACE 36 AÑOS,  VIVENCIAS DE LA ÚLTIMA  CLASIFICACIÓN MUNDIALISTA
Septiembre, es el lindero estacional donde termina el estío y comienzan las primeras lluvias en las estribaciones andinas, de sementeras aletargadas, secas y moribundas, y sedientas de agua y vida. Domingo 06 de septiembre de 1981, el pueblo despertaba, en un amanecer tranquilo,  con sus calles limpias y sus empedrados relucientes, con tortuosas humaredas elevándose hacia el cielo azulejo y limpio de nubarrones. Hace 36 años, nuestra ciudad, se presentaba más hermosa, más limpia, más ordenada y más digna de los blasones que la historia grande esculpió en su honor y gloria como cuna de Juan Huarín y María Jiray, del Sabio Eleazar Guzmán Barrón, del Padre Santiago Márquez Zorrilla, entre otras luminarias de su firmamento histórico e intelectual. Aquel domingo, para los posteriores 36 años, contados hasta hoy en que escribo está crónica, resulta importante, inolvidable y gravitante, porque ese día en el “Estadio Nacional de Lima”, el Perú clasificaba por última vez a un Mundial de fútbol.  Y sobre aquel suceso, hoy, a vísperas de quebrar el maleficio que nos sometiera a una larga y dolorosa ausencia, les comparto este recuerdo que tuvo su epicentro en nuestro pueblo henchido de nobles sentimientos, recuerdo ubicado en aquel recodo del tiempo, a manera de anécdota,  para disfrutarla:

 "Es bien sabido que, por aquellos años, la TV era aún una posibilidad remota y la Radio se erigía como la señal fraterna, infaltable y casi indispensable de los hogares huarinos, ella nos conectaba con el Perú y el Mundo y sus programas noticiosos y deportivos formaban parte de nuestro día a día,: “Ovación de radio el sol” “Pregón deportivo” “Súper deporte”, dirigidos por “Pocho” Rospigliosi, Oscar Ardacho y Litman Gallo Gallito, respectivamente, se alzaban en la más alta sintonía de la radio audiencia local y, aquel día, más aún, ya que nuestro seleccionado se enfrentaba a Uruguay, al que ya había vencido en el partido de ida por 1 a 2, en el mismísimo “Centenario de Montevideo” y aparecía como súper favorito y presto a festejar entre los suyos su clasificación al Mundial de “España 82”. La expectativa era enorme y el optimismo tenía el inobjetable sustento en la brillantez de los dirigidos por el recordado seleccionador brasileño Elba de Padua Lima ”Tim”: Cubillas, Cueto, Uribe, Barbadillo, Velásquez y compañía.

 Recuerdo nítidamente las horas previas al esperado encuentro que nos diera el pasaporte para la magna cita futbolera en la Madre Patria. Desde muy temprano seguimos las incidencias del crucial acontecimiento mediante la “línea de “24 horas” que el programa "Ovación de Radio el Sol" nos ofrecía en forma ininterrumpida a todos sus oyentes, en un cóctel delicioso de recuerdos de los mejores goles, de entrevistas y conexiones en vivo con diferentes puntos del planeta. La vieja radio Sony de mi papá. ubicada en uno de los ventanales que comunicaban el comedor con el patio de mi casa solariega, nos mantenía atentos y emocionados; la muletilla del programa deportivo: “Arriba Perú, avivaba, de cuando en cuando, nuestro encumbrado orgullo de pertenecer a esta bendita tierra de los incas. Así discurrió la mañana con entrega casi religiosa a la causa esperanzadora de nuestra Bicolor que, en horas de la tarde, a las 3: 00 pm exactamente, sellaría con broche de oro una campaña inolvidable, dejando en el camino nada menos que a la “Celeste Uruguaya”  y a Colombia. Para el efecto, con la "mancha" de amigos, habíamos acordado reunirnos para escuchar el memorable encuentro en un punto de la periferia huarina, sin embargo, la ausencia de uno de los nuestro, encargado de llevar su potente Radio Philips de cuatro bandas y diez transistores, estropeó los planes, dejándonos en libertad de elegir el lugar propicio para escuchar el trascendental partido.

 Con algunos de aquella "mancha" inseparable de amigos de adolescencia y juventud,optamos por dirigirnos a la losa deportiva de nuestro colegio “Manuel González Prada”, ahí se concentraban, los sábados y domingos, los famosos sabatinos animando partidos de vóley mixto. Aquella peña deportiva, que en la actualidad ya no existe, estaba conformada por, en su mayoría, docentes huarinos que animaban las tardes con emocionantes partidos. Ante la algarabía de los espectadores se sucedían jugadas increíbles, “wequitos”, colocaditas y mates, estos últimos con un estilo elemental pero más contundente que los mates de Lucha Fuentes y Cecilia Tait, luminarias de nuestra gloriosa selección de Vóley por aquellos años; tan así que a algunos los bautizaron con apelativos intimidantes e hilarantes como, por ejemplo, “Mano de hacha” a don Eduardo “Ñato” Valencia, que solía dejar regados en el piso a sus adversarios y burlarse de ellos, ante  el ruidoso  regocijo de los espectadores. Ahí estaba también un veterano miembro de la Benemérita Guardia Civil  que por su estilo de juego  delicado y provocador fuera  bautizado como la “Caracina” o “Pucallpina”, en clara alusión a los lugares dónde había laborado. La chispa característica que distingue a los huarinos asomaba implacable, atinada y divertida para bautizar a sus "victimas". Aquellos años, me es importante puntualizarlo,  la ciudad contaba  con diferentes peñas deportivas de Fútbol, Vóley y Básquet de docentes y ciudadanos respetables de la localidad, algunos de ellos veteranos que se abrazaban en horas de solaz engrandeciendo la amistad y la camaradería.

  Una vez llegados a la vieja losa de nuestro glorioso colegio,  nos acomodamos presurosos y  con cuidado en uno de los escaños, faltaban pocos minutos para el pitazo inicial y la ansiedad se apoderaba de todos. Siendo las 3; 00 pm comenzó el partido, el sistema de altavoces del colegio vibraba también de emoción al trasladar para los presentes las incidencias del esperado match en la voz de don “Lucho Izusqui”, relator estrella del programa “Ovación”. La memorable tarde siguió su curso,  mientras unos jugaban , otros sentados en sus escaños se  entretenían observando  a los curtidos sabatinos, pero sin  alejar su atención y escucha  de los altoparlantes. Acontecimiento, como el de aquella tarde, no volvería a repetirse en los siguientes 36 años. Atentos, entusiasmados, eufóricos y orgullosos se seguía minuto a minuto. El score permaneció intacto los 90 minutos, resultado que nos clasificaba, de manera que sólo esperábamos el pitazo final para dar rienda suelta a nuestra legítima alegría por clasificar a nuestra cuarta cita ecuménica del deporte más hermoso del mundo y la segunda consecutiva.

 Cuando el relator anunció el final del partido, todos nos abrazamos, niños, jóvenes y adultos, hasta los curtidos sabatinos que en ese momento animaban un entretenido partido lo suspendieron momentáneamente para fundirse en sendos abrazos entre vítores llenos de orgullo. En esos momentos memorables, tan escasos en nuestra historia repleta de felonías derrotas y corruptelas , momentos de gloria como aquellos, tenían el mismo sabor de “Berlín 36”, “México 70” y “Argentina 78”, y son capaces, además, de agitar nuestros corazones como cuando al revisar nuestra historia encontramos en obleas doradas a Miguel Grau y su inseparable Huáscar, a Cáceres en las estribaciones de Tarapacá y en el Valle del Mantaro junto a sus indomables montoneros; y al espíritu indoblegable del viejo Bolognesi dispuesto al inminente holocausto.

 Por ello, hoy a casi 24 horas del encuentro que puede romper el maleficio inmerecido contra nuestra Bicolor, resulta un deber cívico evocar el momento cumbre de aquella celebración de Septiembre del 81: Mientras todos vivábamos y nos abrazábamos felices y orgullosos, un viejo maestro de la ciudad, que encontrábase sentado en el frio escaño de la tribuna ubicada al oeste del perímetro de la loza deportiva, alzó su voz vibrante y arrogante e instó, con un breve preludió preñado de patriotismo, a cantar a viva voz las notas vibrantes de nuestro Himno Nacional. Fue un momento emotivo difícil de olvidar, testigo es el manso LLamoj, atalaya del pueblo, que desde lontananza nos contemplaba alegre al tiempo de escuchar las notas vibrantes del mejor Himno del planeta: ¡SOMOS LIBRES SEÁMOSLO SIEMPRE ANTES NIEGUE SUS LUCES EL SOL (…), hasta las avecillas que planeaban el firmamento huarino parecían regocijarse y el viento frio de nuestro septiembre andinos jugueteaba con la hojarasca del pequeño bosque aledaño al recinto escolar, parecían diminutas cometas navegando en el cielo nublado de aquella tarde. Aquel viejo maestro, respondía al nombre de Glicerio Trujillo Agüero, quién más que él, o mejor dicho, quién como él, para dar cátedra de civismo y amor a la patria, y en el momento exacto proponer aquella escena, sin presagiar que aquel memorable momento no se repetiría en los próximos 36 años. 

 Finalmente, al tiempo de compartir esta vivencia imborrable y tan pertinente para la ocasión, reitero mi fe que mañana sepultaremos el enconado maleficio al ritmo alegre de los Farfán, Oreja Flores, Ruidiaz, Gallese, Trauco, Advíncula y bajo la acertada y armoniosa batuta del argentino Gareca. Mañana será el gran día, día esperado por cerca de 4 décadas repletos de procesos truncos, de pesimismo e impotencia. Mañana  celebraremos nuevamente como hace 36 años   y  nuestra  hermosa divisa, como en México 70 y Argentina 78, retornará por la puerta grande a la cita mundial llevando en su equipaje su juego alegre y atildado para el regocijo de quienes gustan del fútbol bien jugado."  ASÍ SEA.

 Nota: Algunos ilustres sabatinos de aquella época: Eduardo “El Ñato” Valencia,  don Mansueto,   Eudocia Herrera (+) Tío Wenceslao Avendaño,  Oswaldo Bazán “Tío Bom”, Jorge Tamariz (+),  Ashuco Trujillo (+), Lucho Guzmán, Delina Mendoza,  “Coqui”  Salas, Lola Vidal, Getulio Malqui, Pino Huallcasco, Humberto Lora  Félix Asencios, Filiberto “Shaquirita” Márquez , etc, etc

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