¡¡Felices 90 Hipólito Zorrilla Antaurco!!
Cuando se cumplen 90 años
sin que asome aún el ocaso, ni se aviste el crepúsculo y la vida y sigue
corriendo como un manso arruelo, calmo y alegre, hacía el mar, lejano aún,
resulta inevitable celebrar la VIDA. Así
nomás no se llega a coronar casi un siglo de vida. Por ello, mi saludo
al “Tio Hipólito” que, el pasado
lunes 13 de agosto, celebró su onomástico número 90 rodeado de nueve
de sus diez hijos: Carlos,
Samuel, Emer, Andrés, Clelia, Maximina, Miguel, Elena y César; sólo Romel, el Benjamín, estuvo
ausente.
Don Máximo Hipólito
Zorrilla Antaurco, fue y es un padre ejemplar en el amplio sentido de la
palabra. Junto a su amada esposa, Lastenia Torres (+) la entrañable “Tía “Llashti”, edificaron un hogar con sólidos pilares y legaron a sus hijos una escuela de trabajo y laboriosidad. Todos ellos, profesionales y buenas personas, proyectan en sus hijos la misma luz que el
patriarca irradió.
Entre la alegría
desbordante, entre besos y abrazos
de la numerosa familia: Hijos, nueras,
yernos, nietos, bisnietos, familiares y amigos cercanos, se celebró los 90 años de una vida excepcional. Cuatro
generaciones reunidas para celebrar la vida de un hombre que ha dejado su marca
en cada uno de sus hijos, bendición que no se experimenta frecuentemente en
esta vida.
Pocos llegan
a esta edad y más aún como lo hace este
ser humano, lleno de vitalidad, fuerza y optimismo, que ni los años han logrado
mermar su entusiasmo, ni lo han empujado
al silencio de la vejez. Hasta hace poco seguía dictando cátedra como sastre, su oficio de toda la vida, cuya sabiduría resaltó
Silvio Huertas en su celebrado poema ¡Salud
Pukutay! cuando decía:
“Chinas buenamozas, pónganse de gala
en la satrería de Hipolo Zorrilla”
Además, fue uno de los
pioneros de la Apicultura en la ciudad de Huari,
endulzó el paladar de muchas generaciones, convirtiendo su producto en una marca registrada apreciada por propios
y extraños. Tuve la oportunidad, cuando niño, acompañar junto a mi primo César y otros mozalbetes de entonces, en las travesías rumbo a Ulia y otros puntos donde fructificaban las abejas. Eran horas de aprendizaje. Con paciencia y cariño nos explicaba los secretos del arte de la Apicultura. En el retorno venía el "Festín" de la nutritiva miel. Me quedan recuerdos de aquellas caminatas bulliciosas, de la indumentaria especial para explorar las colmenas, de las picaduras y de toda esa gama de vivencias irrepetibles que alegraron nuestras horas de niños y de adolescentes
Sus credenciales de buen
ciudadano le permitieron asumir responsabilidades en nuestra ciudad. Fue Regidor
del Honorable Consejo Provincial de Huari durante la gestión de don Wenceslao
Avendaño Morales. Aquellos años las arcas municipales se tornaban áridas y sedientas, y el ejercicio de esta noble función no tenía
más recompensa que el agradecimiento de los pobladores. En una oportunidad, refirióme
algunas de sus experiencias en la función edil, tuvo que lidiar con múltiples
problemas y me citó una anécdota: "En mi intención de poner orden, tuve una fuerte discrepancia con nuestro
primer obispo prelado, Mons. Marcos libardoni, quién exaltado ante mi obstinada
intención de cautelar la proyección urbanística de la ciudad -se
estaban poniendo las bases del "Convento de las Madre Dominicas"invadiendo
algunos centímetros del Jr San Martín- nuestro recordado primer obispo prelado amenazó
con trasladar la sede del obispado a la ciudad de Pomabamba si persistía con mis, para Él, enojosas observaciones". Sobre el particular añadiré que conozco algunos casos similares , dentro de ellos les contaré uno, cuando a finales del siglo y milenio pasados, un mal regidor se hizo la vista gorda y permitió
la construcción de una vivienda sin
respetar la proyección urbanística de la ciudad, justamente cerca al CENECAPE. Si quieren mayores detalles un pequeño vistazo al Jr. Ancash en la recta del Restaurante del Sr. Amaranto.
Los intereses sagrados del pueblo están por encima de los intereses amicales. Fue también Gobernador del Distrito – cercado, cargo que desempeñó
con solvencia y dignidad.
Las
palabras emocionadas de sus hijos: Carlos, su primogénito, de Samuel y Maximina, dieron el toque de solemnidad a la
celebración, asimismo las evocaciones a
la madre ausente, la entrañable “Tía Llashti”, hicieron correr brisas de nostalgia entre todos los
presentes.
Finalmente
elevo mis oraciones porque el Señor y la Virgen del Rosario, que hasta ahora lo han sostenido y en quienes ha puesto su fe por 90
años, le fortalezcan, sanen sus dolencias
y le confieran todavía muchos años más de vida
Con sus sobrinos Hugo y Julita Príncipe Trujillo |
Momento memorable |
Con mi Tío Fausto. |
El "Patriarca" rodeado de sus queridos hijos |
Samuel, proponiendo el brindis por los felices 90 de su progenitor |
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