domingo, 17 de enero de 2010

HAITÍ: ¿Qué crímen o falta haz cometido?

Voltaire publicó su Poema sobre el desastre de Lisboa, en el que muestra lo absurdo de creer en una providencia divina en un mundo donde las catástrofes naturales acaban con las vidas de miles de inocentes, como lo hace ahora en Haití, desangrándola hasta lo indecible.

Haití, el país más pobre de nuestra América, continente en el que las estructuras socio-económicas sirven a los que más poseen en desmedro de los débiles de la sociedad, hoy vive su hora más triste, que ha convocado las plegarias de todos los hombres del planeta, también la solidaridad de los Estados, sin embargo manchada de tanta hipocresía.

Si bien es cierto la voluntad de Dios y sus designios son insondables, pero la realidad haitiana con su pobreza extrema, sus lágrimas, sus deudas montañosas, sus magrísimos ingresos, sus cifras y estadísticas tán gélidas y lánguidas, no merecieron nunca ni atención ni solidaridad internacional oportunas, porque para los Clubes de Paris, los Fondos Monetarios, lo que menos cuenta es justamente la solidaridad.
El Poema empieza así:

¡Oh, desdichados mortales, oh tierra deplorable!
¡Oh, de todos los mortales reunión espantosa!
¡De inútiles dolores eternos portadores!
¡Filósofos errados que gritáis «Todo está bien"
,acudid, contemplad estas ruinas horrorosas,
los restos, los pedazos, las cenizas lastimosas,
las mujeres, los niños, amontonados uno sobre otro,
sobre estos mármoles rotos los miembros dispersos;
cien mil desdichados que la tierra devora,
que ensangrentados, desgarrados y aún palpitantes,
enterrados bajo sus techos, terminan sin socorro,
en el horror de los tormentos, sus lamentables días!
Ante los gritos quebrados de sus voces moribundas
ante el horrible espectáculo de sus cenizas humeantes,
¿diréis, «Es el efecto de las leyes eternas,
elección necesaria de un Dios libre y bueno»?
¿Diréis al ver este montón de víctimas:
«Dios se ha vengado, su muerte es el precio de sus crímenes»?
¿Qué crimen, qué falta han cometido estos niños,
sobre el seno materno aplastados y sangrantes?
¿Lisboa, que ya no existe, tenía más vicios
que Londres o París, sumidas en delicias?

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