domingo, 26 de abril de 2015

“Después de una octava” Vivencias, sentimientos y realidades"


“Andaré por tus cerros y tus llanos toda la vida, arrimándole   
renglones a tu esperanza, tierra querida”  
 Atahualpa Yupanqui
         Hace unas semanas el Dr. Alberto Córdova Cadillo, me pidió  comentar sobre una nueva obra de su autoría,  intitulada: “Después de una octava” Vivencias, sentimientos y realidades. He tenido que esforzarme para tener una idea de cómo escribir  un comentario  de esa especie, pues siendo un  escritor aficionado, y no siendo analista literario, la tarea asomaba difícil.   Pero me pidió que lo hiciera como un lector aficionado cualquiera. Así lo hice y lo comparto con ustedes amables lectores:
        “Después de una octava” Vivencias, sentimientos y realidades, es una suculenta narración de vivencias de un grupo entrañable de amigos en su feliz retorno a la ciudad que los viera nacer. Un apacible y  entretenido periplo con  desfile de personajes por los senderos magníficos de una niñez y mocedad lejanas, sin embargo cercanas en  el afecto y en el compromiso con  el destino de su pueblo natal, evidenciado  cuando proclama con acendrado cariño: “Espero que en mi Huari, aparezca una mañana multiplicada de esperanzas de cambio en lo humano , que el maravilloso vegetal del “sauce verde”  del  Parque Vigil de mi infancia renazca, marcando un nuevo amanecer para el siglo, crezca elevando sombras y oscuridades hasta desvanecerse. Otro día, iluminado de frutos de luz en formas visibles, en sus ramas, broten cantos prematuros de desarrollo integral, antes que llegue el silencio. El sauce del tiempo alargando sus ramas armonice la vida de los habitantes jóvenes donde el astral distante suelte hojas cadenciosas al viento,”Después de una Octava”  Emotivas líneas ,   donde destacan su talante literario y   actitud militante frente al presente y futuro de su pueblo natal.
Leyendo el título “Después de una octava” Vivencias, sentimientos y realidades, es posible  inferir fácilmente el  propósito del autor: Entretener a los  lectores tomando como parte medular  el acontecimiento de la  “Octava de la Virgen del Rosario” y el otro  paraje festivo como es la  “Fiesta brava de octubre” y lo que ellas entrañan en términos de religiosidad, fraternidad,  jolgorio, en general, tradición.  
La octava que es, para los huarinos, sinónimo de final de fiesta,  lindero donde termina el júbilo y comienza la nostalgia, ha inspirado al autor escribir este breve compendio de vivencias donde,  también, colisionan sentimientos de  admiración, reverencia  y   compromiso por  su lar querido, por una parte, con la   decepción, tristeza y preocupación por su destino incierto. Cumple pues,  con claridad de medio día, las cuatro funciones de  la literatura:
La  expresiva, porque impregna auspiciosamente sus sentimientos arraigados al paso cancino de los años, al calor de sus vivencias y de su memoria generosa, sentimientos de amor hacia sus seres queridos, padres hermanos, amigos, vecinos  y paisanos, buscando siempre la paz y armonía interior, no en vano  adorna  uno de sus  títulos: “Víspera de la octava”,  la substanciosa  epígrafe: “A la sombra del aliso agotan lejanías, mis manos que escriben por la paz”.
 También la función lúdica, es decir, la literatura entendida como un juego bonito, tan  omnipresente en nuestra  lírica huarina, buscando siempre, como bien lo enfatiza la Dra. Johanna Natalia Córdova Aguilar, hija del autor, en el prólogo de la obra:   el goce positivo del placer de vivir haciendo historia, escapando de todo protocolo y  solemnidad,  con esa chispa que distingue al huarino
Cumple también la finalidad didáctico - moral  y la político-social,  porque no  sólo entretiene, sino que ha de ser útil en el urgente ejercicio de la reflexión ciudadana de nuestro lejano pueblo,  que le  permita construir un futuro con esperanza. No sólo es panegírico, encomio y apología, es también reflexión sobre lo grande y bello de su querencia,  que  contrasta con sus carencias y seculares sueños  aún no redimidos.  Así como exalta el sabor dulcísimo del retorno, la grandeza de la amistad, lo imperecedero del amor filial,  también nutren sus renglones deseos de bienestar  en lo educativo, en la  salud, con  vías  de comunicación rápidas entre  los pueblos cercanos, construyendo carreteras  como circuitos de desarrollo integral en lo económico  cultural y social, es decir,   asume la literatura como instrumento de defensa de valores sociales o como instrumento de lucha para transformar la sociedad.
La descripción de cada uno de los puntos del magnífico  proscenio andino por donde transita  este “caminante” y su entrañable tropa:  cada lugar, cada recodo, cada paraje, cada callecita,  es  realmente interesante por estar impregnada de alegría y nostalgia, otorgándole  el don de la existencia trascendente, todos ellos compañeros  en su tránsito alegre e inquieto en las albas horas de su niñez y  en las soleadas  de su mocedad, como sólo puede hacerlo la literatura. Cantera inagotable, que dicho sea de paso, no sólo explota en este puntual relato, sino tambien,  en sus  anteriores  producciones.  
         En este breve compendio  de narraciones, estrechamente eslabonadas, encontraremos los lectores, en especial huarinos,  algunos de nuestros pasos perdidos, de nuestros rastros, de nuestras proclamas íntimas, de nuestros deseos de destinos mejores, y quizás,  en algún párrafo o en un párrafo escondido, aún escuchemos lastimeros  resuellos de algún viejo amor;  y en un fácil ejercicio retrospectivo  nos  disfrazaremos de ASHEQUE, para  RETORNAR a  nuestro “Huari querido” y reencontrarnos con ese universo repleto de historia  e historias , aunque ya no es el pueblo que un día dejamos, cuando titilaban antorchas a lo lejos,  descontaminada y desintoxicada su existencia, aún  sigue siendo la morada eterna de nuestros más grandes  recuerdos, capaz de  avivar las llamas de las vidas preciadas:  de papá,  de mamá, del abuelo, del compañero, de los  que ya partieron , de los que sólo permanece un pequeño rescoldo.  De todos aquellos que mueven, como bien dice el autor, nuestros afectos infantiles y juveniles.
“Asheque”,  como la gran mayoría de los presentes, es un huarino,  además un caminante,  por cuyos senderos transitamos  tambien nosotros. Entonces,  acompañemos a nuestro  autor  en su feliz retorno, para en solemnes minutos,  elevar preces a  nuestra “Mama Huarina”, además armar  jarana en una de las cuatro esquinas de la plaza mayor, deleitándonos con el candor de los Sarao, con el gracejo y  belleza  de las pallas y la irrupción gallarda de los “Huaridanzas”;  y en  las monumentales  fiestas bravas bailarnos un huaynito en uno de los tendidos, para finalmente sellar nuestro retorno,  con broche de oro,  en la” “Octava de la Virgen del Rosario al calor de la amistad y fraternidad y encomendarle a nuestro poeta Edwin Zorrilla que en nombre de todos los que retornamos nos declame estos hermosos versos de su autoría.
      “Estamos en Huari, animados por nuestra incólume fe, convencidos de que te encontramos junto a nuestro pueblo, para reiterarte nuestras plegarias, glorificar tu nombre y sentir junto a ti, tu ternura maternal de siempre.  Llegaste a nuestros lares  de Juan Huarín y María Jiray junto con la cruz, en cuyos maderos se inmoló tu hijo, y los apus de esta comarca abrieron las puertas  para que te quedaras como madre nuestra, hasta la eternidad… Retornaremos felices repitiendo los cánticos de tus pallas, y el verso: “en cielo y tierra gloria a mama huarina” de sarao. Mientras nuestros pies repiquen el zapateo de los huaridanza y en nuestros corazones quede impregnado del júbilo del reencuentro Mama huarina de todos los tiempos”
Abelardo Malqui Hidalgo
Lima, 21 de febrero de 2014

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