domingo, 26 de abril de 2015



“La Madre Dominga”
(Rosa Elvira Zúñiga Majuan”  1949 -2009)

Corría el año de1982, memorable, para quien escribe esta  nota,  por las experiencias acumuladas en todas las parcelas que decanta   la vida estudiantil. No quiero apartarme del motivo exacto de esta evocación y reconocimiento que tiene la marca de una personalidad que dejó huellas en mi generación: “La Madre Dominga”. Rosa Elvira Zúñiga Majuan Personalidad lúcida, llena de carisma, una mentora excepcional que llegó al magno claustro “González pradino” , en el momento justo para beneplácito y fortuna nuestra,  como profesora de Educación Religiosa, asignatura  signada , hasta entonces,  por la  intrascendencia y  monotonía.

Bajo su iniciativa y liderazgo se fundó el grupo parroquial “Jóvenes sin fronteras” integrado por alumnos de  nuestro colegio. Una agrupación juvenil de singulares características que nos permitió crecer espiritualmente y,  por ende,  como personas. Son célebres los EJE “Encuentro Juvenil en el Espíritu”,  retiros espirituales de jóvenes huarinos, sanmarquinos, chavinos, etc. que concentrados en el local de la extinta prevocacional, hoy “Virgen de Fátima”, intercambiábamos experiencias de vida en sesiones largas, pero entretenidas, donde fluían a raudales inquietudes y  testimonios personales de diferente índole, ahí  donde la palomillada no estaba ausente y el espíritu adolescente se empinaba hasta el Everst. La gesta y el rudimento de amor de muchos matrimonios de hoy tuvieron lugar en aquél  año y  al calor de aquellos  eventos. Cuando las faenas diurnas concluían, ya en las noches, agrupados  en nuestros camarotes improvisados armábamos entretenidas conversas matizadas con canciones de la época que sonaban roncas en las radio grabadoras, en especial “Puerto Montt” y  “Chiquilina” de los “Iracundos” y  los clásicos del Grupo ABBA,   y  más noche,  bajo el plenilunio,  sentados  en las ahora inexistentes gradas del patio de honor de la  legendaria "Prevuchi", acompañados de la guitarra de Edgar Durand armábamos  serenatas con canciones románticas, entre las que destacaba "Hoy la ví", del recientemente fallecido Leonardo Fabio, todas  ellas   dedicadas a nuestras aún tiernas Dulcineas que a esas horas nos escuchaban desde, sus también,  improvisados aposentos.

El entusiasmo que inyectó, la Madre Dominga,  en el grupo de adolescentes y jóvenes de la época, estuvo acompañado de iniciativas sin precedentes hasta ese entonces: Las labores de proyección social como las  visitas a los enfermos del Hospital "Santo Domingo de Huari y a los presos de la, ahora inexistente, cárcel pública de Huari , así como  también las actividades tendientes a recaudar  fondos para la Navidad de los niños huarinos, proyectando, para el efecto, suculentos largometrajes de estreno como “María” del colombiano  Jorge Isaacs, “Supervivientes de los andes”, “La laguna azul” , “Río salvaje” “La mochila azul” y otras  divertidas como la de "Palito" Ortega, etc.  Todas ellas,  de gran suceso, lograron  impactar positivamente en la ciudadanía. Sin canon minero, mas con honestidad y vocación social, en aquella  Navidad del 82, se distribuyeron sofisticados regalos, nunca antes vistos, a los niños huarinos. Cabe también mencionar que bajo su iniciativa logramos tener entre nosotros al grupo latinoamericano  "Rímac Llacta"  y sus fabulosas interpretaciones. Este grupo sirvió de inspiración a los aún púberes: Llomito Zorrilla, Marquito Mory, Yofre Cisneros, "Chopo" Herrera y a nuestro inolvidable "Ruso", asesinado por las hordas del Grupo COLINA, que cursaban el primer año de secundaria, para luego, ellos,  fundar aquella recordada y tierna  agrupación pionera en su género  llamada "Los Huayruritos". 
Años más tarde, acompañado de Javier Solís, visitámosla en su domicilio Sito. en Gregorio Escobedo -Jesús María- y el hilo conductor de nuestra amistad se fortaleció. Y fue así que frecuentábamos, bajo su gentil invitación, a los  encuentros y retiros convocados por el grupo juvenil ecuménico “Comunión y Liberación”  que se realizaban  en  lujosas casonas de   Chaclacayo  auspiciados  por el “Opus Dei”, corrían los  finales de los 80 e inicios de los 90.  Aquellos retiros nos sirvieron tambien para crecer, sin embargo, fueron exploraciones significativas  de una vertiente  de la Iglesia Católica que no correspondía ni se acomodaba a nuestros principios ni convicciones. Las anécdotas del primer encuentro son fabulosas: Dos mozuelos  "serranos" en un océano de “pitucos limeños” que hacían  esfuerzos infructuosos por descollar y  hacer sentir su voz…

No sé si atreverme  a afirmar que por esos años, exactamente en el verano del 89 , se definió alguito de nuestro “destino”. La oferta de alistar maletas para viajar a la ciudad de “Chuquibambilla” capital de la provincia de Grau,  en  Apurímac, con el fin de  asumir la docencia universitaria en la facultad de educación que ellos regentaban, con todos los privilegios y ventajas económicas, laborales y profesionales,  nos entusiasmó. La  tentadora oferta  fue aceptada y rubricada sin vacilaciones. Consultados nuestros padres, telefónicamente,  nos dieron su aceptación y también su  "bendición"  . Fue tan rápido todo,  nuestros  boletos aéreos  pagados, en primera instancia,  para el Cuzco, para luego enrumbar a nuestro final e  ignoto destino. Sin embargo, un comentario desafortunado de “Kenny”, uno de los co-expedicionarios, en la víspera del viaje, refiriendo  haber escuchado  que en Chuquibambilla, las demenciales  hordas  de "Sendero Luminoso"  habían asesinado  varios profesores y,  añadido a esto,   los temores y dudas  de don Hernán Solís, padre de Javier,  que a última hora desautorizó el viaje, truncaron y pulverizaron aquella auspiciosa oferta. Más tarde nos encontramos con uno de aquellos “expedicionarios”  que sí logró viajar y nos refirió emocionado que todos, de aquella hornada,   lograron maestrías en universidades europeas y hoy por hoy son reconocidos catedráticos…

Mi recuerdo y agradecimiento a “Madre Dominga” por sus consejos y enseñanzas. Quienes elegimos caminar por el fascinante derrotero de la docencia, intentamos perseverar en todo cuanto ella nos legó con su  ejemplo: Entrega generosa por los niños y jóvenes, en especial por los más necesitados. 


 "JOVENES SIN FRONTERA" 1982

Esta foto me  alcanzó mi compañera de estudios y  apreciada amiga Noemí Acuña Pittman  con la Sgte. dedicatoria:

 Doto:
Esta fotografía representa la amistad y el ideal que nos unía a todos del grupo y que perdure para toda la vida 
Afectuosamente en Cristo
Sor Dominga 

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