jueves, 21 de abril de 2011

Recuerdos de mi terruño

“SEMANA SANTA”


Vista de Pariaucro, Huanchac y Qotupuquio

"PAISAJE SERENAMENTE INVERNAL"

“Los  zigzagueantes caminos  se han oreado con  el tenue y acobardado sol del invierno andino.  A esta hora de la mañana, se puede ver  el  imponente  verdor y  lozanía de los campos que circundan  el pueblo,  y divisar  enfrente las pequeñas comunidades de Huancarpata, Chinchas, Huayllabamba, rodeadas por parcelas de maizales,   alfalfa,  papa.  Parecen   doncellas retozando en una  alcoba tapizada de verde esperanza. En las laderas adyacentes del caminito  sinuoso, se observa también a los  ganados paciendo en los oconales saturados de verdor,  y manadas de ovejas arriadas por sus pastores dirigiéndose a algún punto de las estribaciones en busca de alimento. Los pastores  bien ataviados  van cantando,  silbando y blandiendo el chicote   que remece el silencio sepulcral del invierno  andino con  su ensordecedor  ruido que advierte  al rebaño guardar el orden y la compostura.

Los caminitos serranos son tan hermosos  que despiden aromas agradables desde el olor del san pablo, del molle, del cedrón, de la hierba buena,   hasta  el aroma embrujador  de los efluvios de la tierra húmeda que provocan en el caminante  un encantamiento difícil de describir. Hay que pasear en él,  para  experimentar  la grandeza de la madre tierra  e  internarnos en  sus fértiles entrañas, que abundantes de vida y frescura  emergen en al aire acrisolado del ande para exhalarlo con regocijo.
Lugar donde se encuentra el mirador Huacón
Cerca ya del pueblo,  aparecen a la vista  las viviendas formadas en columnas algo  dispersas. El manso riachuelo “Virá” con su cause más torrentoso en esta época del año, por las copiosas lluvias, llega  cantando, vivando y bramando desde los picachos y deshielos de las punas bravías  de Jacabamba y Rurichinchay, en cuyo seno  maduran los preciados tubérculos como la papa, oca y olluco. Allí , moran también  libres   los ganados de lidia. En esa querencia  nació y creció “El Chauchabragueta” ejemplar  en cuyas astas, cuentan,  creció la wejlla, planta  salvaje propia de los  escarpados andinos. Dicen los antiguos que el “Chauchabragueta”  aún vive sumergido en las profundidades de la laguna de “Chonta”,  y sale a pacer en las noches de luna llena.   Los arrieros de la zona refieren  haber escuchado su aterrador bramido en las orillas de la laguna encantada.

Al fondo,  en el  norte,  se encumbra “Huacón”,  mirador  y bulevar del pueblo, desde lejos  se  aprecian opacamente sus hermosas cataratas de  Bugambilias y sus cornisas bien logradas, construidas a finales del siglo pasado. En este sosegado espacio frecuentan los mozuelos del pueblo.  Las tertulias  idílicas   suelen prolongarse  largas horas.
Parte alta de la ciudad de Huari llena de eucaliptos

En la parte oeste del pueblo,  arriba en las estribaciones,  se avista el “Bosque del Monseñor”,  así lo llaman porque Monseñor Dante Frasnelly fue quien los mandó plantar para evitar la erosión que, amenazaba desaparecer la comarca, sin imaginar que estaba  auspiciando un  nuevo universo  de insospechadas dimensiones biológicas. Los árboles han crecido de tal forma que algunos rozan el cielo. Desde lejos se avistan  coposas, exuberantes  y tranquilas.  Su  inquieta fronda  baila  al compás del aire   en un  vaivén nupcial cadencioso.  Sin embargo,  si uno se interna en él, oh sorpresa,  con el transcurso de los años , éste, se ha convertido en un verdadero  universo de criaturas que conviven  dependiendo los  unos de los otros. Hay aves de diverso colorido como  gorriones, palomas, zorzales, ruiseñores, que anidan  dentro del encubierto desasosiego que producen  los cernícalos. Asimismo    hay  vizcachas, comadrejas, zorrillos que sirven de sustento a los insomnes y noctámbulos  “Tucus”. A los búhos  muchos de los jóvenes y niños los han cazado aprovechando la claridad del día,  donde se  muestran  vulnerables, siendo   fácil  cogerlos. Ëstas aves rapaces , como es sabido, son los reyes de  las lóbregas  noches, en las que apresan  y depredan avecillas, palomas, cuyes, comadrejas y   gatos,  a  estos últimos  prácticamente los han exterminado de su área de dominio.

Todos listos para el Domingo de Ramos
Así, en  un paisaje  serenamente invernal asoma  LA SEMANA SANTA y con ella  "El Domingo de Ramos". La escenificación de la entrada del Salvador a Jerusalén se vive en el pueblo con  entusiasmo y fervor  religiosos. El  pueblo en su  mayoría católico,  asume la  festividad con entrega y  devoción. Las  familias desde tempranas horas  se preparan para participar en la procesión  del “Señor de Ramos”. Acuden  bien arreglados  y llevando consigo ramos de flores y ornados tallos de maíz, que  los niños y jóvenes de la comarca, alistan  desde muy tempranas horas para exhibirlos en la procesión. Para la ocasión,  las familias   preparan opíparos almuerzos. Ya en la tarde,  la entusiasta grey   se vuelca a  las calles en busca  del "Tayta  Ramos" para acompañarlo. La  procesión un año sale de Jana Barrio,  y el siguiente de “Hura Barrio”  En el presente  partió de  la capilla del Barrio “El Milagro”  ubicada en la parte baja y más lejana del pueblo.
Nubes amenazantes, muy pronto lloverá
Las tardes de procesión, generalemente, se ven  amenazadas por la lluvia. Los cerros del oriente comienzan a teñirse y  escarcharse de un tenue blanco, es la lluvia,  que raudamente  avanza hacia el pueblo. Paradójicamente a este lado, donde se ubica  la ciudad,  el sol se ha dado  maña para penetrar por  un agujero celeste  llenando de alegría al pueblo y a  los prados aledaños a la comarca. Los feligreses  se despojan de sus prendas mayores  confiados en la pródiga naturaleza y  en el calor agradable del astro rey. De pronto, en un abrir y cerrar de ojos,  el cielo  se oscurece, nubes negras  amenazan desencadenar una tormenta. La gente  se refugia en el interior  y en el cobertor de la capilla, obligando al Taita Cura suspender el inicio de la procesión  hasta que calme la torrencial lluvia. La aglomeración de la feligresía   atiborra  el sagrado recinto,  afuera,  la ceñida callecita se ha convertido en un río. Lo  accidentado de las calles del pueblo  hace que  éstas funcionen como drenaje natural. Las turbulentas aguas  de todas las goteras  se dirigen  hacia los  barrios bajos. Son  auténticos ríos y en algunas oportunidades  se han  llevado  perros callejeros y chanchos mostrencos. Enfrente, en el inquieto  cielo  encima del  insomne  “Llamog ”, ubicada  al oriente de la comarca, un hermoso  “Turmanyuy”  (arco iris) corona los prados con su   nitidez y policromía.

Procesión del "Tayta Ramos" 2011.
La lluvia se extingue lenta y pacienciosa, la procesión comienza, la multitud camina lentamente por las estrechas y sinuosas arterias  del pueblo.  Tienen que llegar hasta la catedral. El “Taita Ramos"  avanza  montado en  su viejo pollino escoltado por los “Santo Varones” devotos vestidos de apóstoles. La feligresía,  con sus colorido atuendo, avanza cantando hermosas melodías. Todos  marchan felices. En cada parada  el  “Taita Cura”  y el gentío  se detienen  para rezar hermosas letanías…
La Semana Santa paraliza las actividades en la comarca.  Llegan turistas de diferentes latitudes,  también lugareños  residentes en Lima vuelven a su pueblo con este motivo. La tradición ha dejado  numerosos detalles  que se repiten año a año. El miércoles, jueves y viernes santos, proponen en la vida de  propios y  extraños una manera diferente de vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor:  Los  atuendos  de luto riguroso, la gastronomía peculiar. hacen de la SEMANA SANTA  un acontecimiento solemne  y atractivo  para  propios y extraños. Visitar la comarca en este tiempo resulta vivificante…”
Linda callecita  de mi  Huari

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