domingo, 26 de julio de 2020

Mis primeros “cuarenta y cinco”


                 
“Los años enseñan muchas cosas que los días jamás llegan a conocer.”
Ralph Waldo Emerson
Muy temprano, despertóme mi querida esposa con un rico y caliente "Ponche de chicha”, chicha de jora que mis padres acompañaron a su siempre generosa encomienda, repleta de aromas y sabores huarinos; y mi hijo con un cariñoso beso, muy temprano, fuera de lo común, pues está de vacaciones y tiene licencia para prolongar sus sueños y dormir plácidamente, me entregó su pequeño regalo, tres pares de calcetines que los voy a necesitar en este invierno agrisado y frío.
El número "45" que es la edad que hoy cumplo, ha sido importante y concurrente en mi vida, por lo del fútbol que es una de mis pasiones y fue el medio que me permitió conocer ciudades y ganar amigos; y hoy metafóricamente, me permite reflexionar en voz alta y decir que el Primer Tiempo ha concluido.
No voy hacer ningún balance, pero si resaltar algunas jugadas y no pocos “goles que anoté” en la gran batalla de la vida: Mi mejor gol, mi querido hijo; la mejor jugada, el ganar el corazón de mi esposa y tenerla para siempre; El mejor pase gol, el que me llevó a ser maestro de escuela que es mi pasión eterna. Mi cuerpo técnico, sin lugar a dudas, mis adorados padres, aquellos que se batieron en la vida y nos dieron -a sus siete hijos- todo de para ser personas de bien; mis compañeros de equipo mis hermanos: Gino, Rucu, Miqui, Vlady, Michel y mi linda hermanita Pilar, etc. El mejor escenario donde alterné,  mi  tierra  linda,  Huari,  también Ampas  pueblito  andino  que  se encuentra burilado en mi mente y corazón; e Independencia, distrito limeño al que aprendí a conocerlo y quererlo que es el actual escenario donde trascurren mis días y noches de labor docente.
En este día, hay también espacio para el agradecimiento: Primero a Dios y a "Mama Huarina" que me permitieron vivir bajo su amparo y me regalaron pequeños dones con el que fui y soy inmensamente feliz: La docencia, la poesía, la música, el deporte me permiten decir sin asomo de soberbia ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto! Siendo ese tanto la satisfacción, mas no la fortuna material que, como ustedes entenderán, para un esforzado maestro, suele ser una utopía. A mis padres que me regalaron la vida y a mis hermanos cuya compañía en el largo viaje, repletos dentro del amplio vagón familiar, con buen y mal tiempo, me hicieron llegar a buen Puerto y finalmente a mi esposa e hijo, razón de mis días e imprescindibles en mi existencia, por su  amor sin límites.
En cuanto a los goles que me anotaron, a las faltas que cometí y me cometieron, a las tarjetas amarillas y rojas, los guardo para mí, algo tiene debe quedar en mí, porque ningún hombre en la vida ha estado exento de ataques arteros, de zancadillas, envidias y maledicencias y, por qué no, de errores.
Apelo a la voluntad de Dios y aguardo con esperanza que el Segundo Tiempo sea s auspicioso y que, en esta avanzada, me acompañen los seres a quienes más amo y quiero en mi vida,  y si por ahí - que es lo más probable- ya no llego a concluir el Match, éste sea cumpliendo mi misión, dejar a mi equipo con el score asegurado.

Gracias.

26 de julio de 2010

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