(Bajada de la Virgen del Carmen-2011) |
“En memoria del “Tío Benito” carmelitano como pocos,
personaje de aquéllos
que hizo de su existencia
un océano de sencillez y generosidad”
Nuestro pueblo que, en cada rincón, en cada recodo, en cada trocha, en cada solar, guarda historias y conserva celoso y quedo vivencias de una historia larga de tiempos idos con sus fortunas y seguramente con sus miserias. Aquel pueblo que nos viera nacer y crecer, también llorar y amar, se engrandece en nuestro recuerdo y se empina más, cuando el calendario festivo nos invita a dar un vistazo y a hurgar, en nuestro almacén vivencial, las imágenes y los rostros que ornaron su largo caminar, aquello que nosotros llamamos, historia.
¿Quién no ha recorrido las arterias polvorientas de “Gejcha”, “Huiscurpuquio” . “Patashgaga y “Chucllushpampa” ubicados en los barrios bajos de la ciudad? ¿Quién no ha caminado distendido en plática fraterna o idílica en alguna tarde o noche lejanas por “Ura Barrio”? ¿Quién no se ha detenido contrito y reverente frente a la gruta de la “Virgen del Carmen”? Diminuta efigie, sin embargo, colosal regazo, donde durmieron nuestras preocupaciones, aflicciones y esperanzas. ¿Quién no ha orado silencioso buscando consuelo y sosiego en aquella lejana imagen, sin embargo cercana hoy, cuando los “carmelitanos” se aprestan a rendirle pleitesía? Quién no ha hecho todo aquello, simplemente, no es huarino.
Los de mi generación, los “ochenteros”, sin distracciones ni tentaciones cibernéticas, ni siquiera la TV existía, bajábamos en algunas tardes sabatinas por la polvorienta “Gejchá” en grupos de amigos buscando saciar nuestra sed, atraídos por ese sabor delicioso y único de la “chicha de maní” preparada con esmero por la esposa de don Concepción “Cunshi” Salas Espinoza, hermano de don Epifanio Salas -mi recuerdo cariñoso para don “Ipicho” Salas personaje bonachón y conversador que en algunas oportunidades me proporcionó su sable para recrear el auto-sacramental “El Moro y el Cristiano” histórico sable, según me contó, ungido en las lides sangrientas entre apristas y sanchezcerristas- Siguiendo con lo de la “chicha de maní", cuyos sorbos y sorbos refrescaron y endulzaron nuestras mocedades, éstas, se ofrecían también en otros puntos de la ciudad: Las hermanas Julca, abajo, cerca al cementerio, en el Barrio del “Milagro” y doña “Julita”, madre de mi amiga Azucena Fernández, en la esquina milagrina de la Plaza Mayor.
“El Carmen”, Barrio de entornos bucólicos, también dio vida a personajes legendarios e ilustres, algunos de ellos, que penden de mi árbol genealógico paterno y materno: Mi abuelo Salomón Hidalgo Tarazona y su hermano mi tío Capistrano, ambos que con su sabiduría, cuentan lo mayores, convirtieron en amanuenses a los noveles abogados de la época. Mi abuelo Daniel Malqui, un artesano de la panificación, que ejecutaba el arpa con prolijidad, y de basto repertorio, lo escuché tocar en algunas serenatas transmitidas en vivo por las “Ondas amigas de Radio Municipal” - ésta última frase, especie de muletilla que noche a noche repetía el Maestro Glicerio Trujillo, director de la emisora- Mi abuelo, junto al "Zambo" Serrano y a don Leonardo García, armaba jarana en la tercera esquina
Los rostros del polvoriento y ahora multitudinario Barrio, cuyos nombres precedidos de auténticos blasones moraron en aquellos tiempos en los predios carmelitanos, es justo mencionarlos: "Detalloso", “El Zambo Serrano”, "Macamberto", “Lapa Cristina”, "Jishuna", “Huiru chupa”, “Bizcochito”, “Tubish”, “Sapu Luis” “Siti bomba” “Tío José Asencios”, "Cashi Verde" “Wejti Mañu”, "Guela Rucu" “Jegchy Wily” "Shurututu" La mayoría ya no están con nosotros, mas su existencia estuvo marcada por su identificación al Barrio de sus amores. Además de aquellos, hay muchos más, carmelitanos de estirpe que por el temor de omitirlos, no los voy a mencionar, familias asentadas desde viejos tiempos, que echaron raíces y dejaron estelas por donde transitan sus actuales huestes.
¡Salud carmelitanos en Huari, el Perú y el mundo! Salud, Barrio de mi adorada progenitora, mi “Mama Alchi”. Hoy, en la mesa familiar de negro aliso, con los hijos ausentes, seguramente, habrá una tregua en el eterno debate entre la bella “Carmelitana”, mi madre y el curtido “Sanjuanino”, mi padre, ambos defendiendo sus predios, sus consagradas divisas, ufanándose de sus triunfos y glorias, donde principalmente el fútbol marcaba la senda de aquellas conversas entrañables. Los siete hermanos, más mi padre, no logramos arrebatarle su sentimiento y adhesión incondicional a su “Carmen querido”. En nombre de Ella y por los breves años vividos en ese lar, bajo el regazo de mis abuelos maternos, rindo homenaje a la “Virgen del Carmen” nuestra eterna “Mama Carmelita”. ¡Salud!
Mi recuerdo también a las venerables mujeres que me abrumaron de cariño en otrora cuando niño"mostrenqueaba" por las arterias precarias y caminitos estrechos del "Jegcha´" de entonces : Mi abuela Maximiliana Espinoza Asencios"Mama Chaquita", tía felicitas Calderon "Tía Filli", "Tía Manuela Mory", "Jovita Calderón", "Tía Zoraida", Asimismo a mis amigos Richard Calderónn(+) Unchu Cochachín, Gloria Calderón "Ñahuish Bola", "Cata Mona","Gloria Calderón","Torri Paskaj", "Hoñote Asencios"en general. a todos mis tios y tias, hermanos de mi madre, en especial a mi querida tía Teresa Hidalgo, tan ligada a nosotros desde esos lejanos tiempos,
Mi recuerdo también a las venerables mujeres que me abrumaron de cariño en otrora cuando niño"mostrenqueaba" por las arterias precarias y caminitos estrechos del "Jegcha´" de entonces : Mi abuela Maximiliana Espinoza Asencios"Mama Chaquita", tía felicitas Calderon "Tía Filli", "Tía Manuela Mory", "Jovita Calderón", "Tía Zoraida", Asimismo a mis amigos Richard Calderónn(+) Unchu Cochachín, Gloria Calderón "Ñahuish Bola", "Cata Mona","Gloria Calderón","Torri Paskaj", "Hoñote Asencios"en general. a todos mis tios y tias, hermanos de mi madre, en especial a mi querida tía Teresa Hidalgo, tan ligada a nosotros desde esos lejanos tiempos,
No puedo cerrar las compuertas de este homenaje, sin antes reiterar mi pesar por el sensible fallecimiento del “Tío Benito”, persona sencilla y cariñosa, un carmelitano de polendas, un artesano de la panificación que, junto a “Tía Pelagia”, su amada esposa, hizo de este oficio el medio perfecto para servir a los huarinos, en especial a los funcionarios de las fiestas patronales. Dios lo tenga en su gloria.
Lima, 15 de Julio de 2 013
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