viernes, 11 de marzo de 2011

Evocación

¡INFAUSTA CARAVANA ¡

En una semana sombría y trágica para la gran familia huarina , han partido en un adiós eterno, entrañables amigos y familiares. Nos han dejado llorando, al borde de la blasfemia contra el sino trágico y éfimero de la vida que, hace de la existencia humana la breve antesala de la muerte. Todos ellos huarinos natos, nos han dejado sumidos en el dolor y el desánimo , sin embargo , en la esperanza que arribarán a un lugar mejor:

Partió don German Salas, el querido "Tío Shinti" . Se fue raudo, olvidando colgado en el clavo de recuerdos su maleta viajera embutida de huarinismo , repleta de mil anédotas, para cuando evoquen su nombre brinden por él con fruición y gozo. Su talante siempre jubiloso y su carisma trasformados hoy en herencia afectiva, sobrevivirá , perdurará en los suyos, en sus amigos y paisanos que se cuentan por miles, a quienes él, los asumió siempre con sonoros
"Wawqisitos" dejando en claro su sentimiento fraternal.

Se ha ido también doña Lastenía Torres "Tía LLashti", la que nos vió crecer, la que compartió nuestra niñez y juventud, nuestras tristezas y alegrías. Se ha marchado para no volver. Su trato cariñoso, su palabra dulcificada de aprecio, no olvidaremos quienes vivimos abrazados a su gran corazón.

Junto a ellos, se fue también inesperadamente doña Felicitas Hidalgo Guzmán "Tía Filliquita". Un ser humano lleno de vitalidad y entusiasmo. Siempre con la sonrisa a flor de labio. Ella, carmelitana de corazón, institucionalista como nadie, ofrendó su tiempo y más a la causa del barrio de sus amores.

Y por último, se sumó a esta infausta caravana el "Tio Mañu" , hermano de mi querida abuela, Abandonó Huari hace ya muchas decaídas, sin embargo, nunca se desprendió de ella, tanto así, que abrumado por la nostalgia logró recuperar sus propiedades en la ciudad de Huari y, de cuando en cuando, en la década pasada, cuando la salud aún le permitía, retornaba a su lar querido.

Para todos ellos mi respeto y cariñoso recuerdo, porque representaron para los míos el afectuoso, entrañable e indestructible nexo familiar. Sus recuerdos trascenderán a la triste circunstancia de la muerte física, máxime cuando nosotros desde niños hemos vivido enlazados a todos ellos, por esa familiaridad cultivada con pulcritud y rebozada de sinceridad y cariño.


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