sábado, 27 de marzo de 2010

API DOLORES: Efluvios de "Semana Santa"

Fotografía de Hernán Pardavé en HUARILINDO
"Así amanece en mi lindo terruño"
Marzo, mes de matrículas en la escuela pública, convocaba a todos los maestros a sus destinos. Y Ampas, pueblo de siembra y cosecha fértil de saberes, triunfos y amistades, que hoy por hoy sucumbe víctima de la migración y el voraz gusto citadino de sus habitantes, nos esperaba y recibía calmo con sus mudos sembrios, con maizales y trigales en flor, saludándonos al son de la brisa y de la inenarrable sinfonía de los pajarillos.

Al asomarse la "Semana Santa" esperábamos como de costumbre la visita de los "principales" del pueblo. Ellos llegarían a ofrecernos el "Api Dolores". Efectivamente, irrumpian por el portón herrumbroso de la escuela en alegre tropel, portando sus ollas de barro y canastas repletas con pan de trigo artesnalmente molido, venían regando los caminos con alientos de anís para el trueque místico con nuestros cirios y velas, que para el efecto ya los teníamos guardados, acto que sellaba nuestra mutua adhesión a la grandiosa causa de Nuestro Señor Jesucristo, y obediencia al mandato de uno de los muchos inapelables decretos consuetudinarios. Era el inicio de la "Semana Santa"

El "Api Dolores" potaje que, en castizo significa "Mazamorra de la Virgen Dolorosa" tiene un ingrediente descollante: El "Anís de campo" hierba silvestre e indómita de aroma insondable que muchas veces de niños, los huarinos, solíamos arrancar de raíz en nuestros correrías diurnas por los frescos y verdosos "Sheque", "Patashgaga" "Chuqllushpampa" y "Chucllushpampa". Esta deliciosa mazamorra andina es el signo gastronómico de la "Semana Santa" en el mundo andino rural. Es de origen campestre. La preparan siguiendo los designios de los ancestros, sin ninguna mácula de caprichosa modernidad, con Chuño de maíz y papa, membrillo y anís de campo. Es para este modesto servidor el que exhala el mejor de los aromas, y si es preparada en Ampas mucho mejor. Afortunadamente la sigo degustando. Siempre por estos tiempos mi dulce y generosa madre a sabiendas de mi irrenunciable predilección, acompaña en sus encomiendas la rica mazamorra de marras, de manera que puedo alardear este inmerecido privilegio. resultado en cierta medida de mi porfiada adhesión a mi Huari y a su más entrañable y bucólico contorno: Ampas, pueblito colgado del cielo.

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