martes, 11 de agosto de 2009

Jishuna: una vida llena de pueblo

Los sábados, casi siempre, transitan raudos y agitados en la gran capital, sin embargo, el mejor fármaco, el lenitivo para el -muchas veces lacerante stress, es el deporte, y más aún si este está aupado del cálido y fraternal reencuentro con amigos y paisanos.

Palao o mejor dicho la "canchita de palao" es el lugar frecuentado regularmente por la colonia huarina. Es ahí donde nos enteramos de las últimas noticias de nuestro terruño y en torno a ellas se abren las amenas conversas o las tristes evocaciones.

- !Hoy compadre ha fallecido "Jishuna"! anuncia alguién por entre la mucheumbre.

- !Caramba no sabía! replica el querendón y siempre fraterno Comandante (r) Otto Aguirre Espinoza con inocultable tristeza y sorpresa.

- Así la noticia se transforma en gelido aguacero, en silencioso golpe que entraña un dolor parecido a la pérdida de un hermano.

terminado los encuentros, comienza la tertulia, y como debe ser, el tema es "Jishuna". Percy Salas Ferro, Cristian Solis el Tio Otto Aguirre, Josué Muñoz se esfuerzan por describir al personaje que nos dejó.

Todos coinciden, que las huestes "Carmelitanas" han perdido a uno de sus referentes: Unos, resaltan sus dotes de Danzante del Huaridanza, y de la muy carmelitana comparsa "Los negritos"; otros, recuerdan sus calidades musicales, deportivas y docentes .


A mí no me queda más que suscribir tales afirmaciones, tuve la oportunidad de conocerlo. Pequeño aún, observaba desde la casa de mi abuelo materno Salomón Hidalgo Tarazona los ensayos de las amenas comparsas navideñas en las que Jishuna era uno de los entusiastas y referentes, años más tarde lo ví ya como quenista, era el más bizoño de los integrantes de la primera generación del Conjunto Musical "Flor de Waganku", los ensayos se realizaban en la casa, aún en construcción, del Prof. Toribio Herrera Nava", actual Hotel "Paraiso".

Las terronudas arterias de "Gejcha", los frescos brios matutinales de "Patashgaga" que supieron de él en los diferentes estadios de su breve pero frondosa existencia habrán llorado; fueron testigos de su inmenso talante carmelitano y su generoso despliegue, frondoso por polifacético, por la causa carmelitana. Era un hombre bañado de polvo, de lluvia y granizo, que construyó en un rincón preferencial de su corazón un altar para "Mama Carmelita" y justamente la gruta contigua a su casa, que guarda la sagrada imagen será seguramente el más eficaz lenitivo para los dolientes corazones de familiares amigos y paisanos que lloran su prematura partida. Que duda cabe.

Era uno de los infaltables en las comparsas navideñas con el Tio "Pancho, "Shuru Tuto", "Siti", "Jashi" "Chumpi" "Aulli", "Patito de oro", nombres, que en el discurrir del tiempo burilaron en el alma de su barrio "Carmelitano" una estela de hermandad, llena de simplicidad, colmada de sencillez, grandeza y dignidad.


1 comentario:

  1. Sin duda estimado Abelardo, Venancio Zelaya fue un carmelitano típico y a la vez diferente. destacó como pocos en diversos aspectos. Dices bien, fue un personaje lleno de pueblo. Conmueve que las nuevas generaciones soslayen su rastro. Un abrazo, Perseo

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