miércoles, 15 de julio de 2009

Los Goles, los veíamos por la Radio ( recordando al gran Miki Rospigliosi)

I Parte

Huari, el escenario fastuoso de nuestra infancia, transitaba parca, silenciosa, desolada y fría durante nuestras vacaciones escolares. En las noches llegaban nuestras acordadas, por ende, habituales reuniones en el Parque Vigil. Pachín, el más puntual, se encargaba de llamar casa por casa a toda la mancha de la cuadra, su silbido característico se filtraba por los pronunciados y cómplices resquicios del portón, para luego deslizarse al comedor que, repleto de alegría, a pesar del frío invernal, era testigo de las amenas conversaciones sobre algún tema de actualidad que papá proponía.
Cuando escuchábamos el consabido silbido, junto a Gino, mi hermano mayor, cesábamos de opinar automaticamente, apurábamos la merienda; y ante una señal previamente acordada nos dirigíamos con sigilo, so pretexto de ir al excusado, rumbo a la cita habitual.

Una noche fria de aquellas, víspera de un crucial encuentro deportivo, a las 7.00 de la noche, ya la esquina del movimiento bullía de camaradería. Pachín, Pullún, Chipín, Gino, etc sentados en la vereda de la tienda de doña Elsa Guzmán, y enfrente, junto a la “Botica Valencia” los mayores , alumnos del Colegio unos y universitarios que llegaban a pasar sus vacaciones, otros . Era en verdad un auténtico reducto de camaradería, tanto así que, además de nosotros dábanse cita al otro lado de la esquina, próxima a la vivienda de doña Pancha, las señoras de la vecindad comentando las inquietantes comidillas y culebrones de entonces.

llegado ya el último de la "gallada" - inolvidables contertulios de la infancia- nuestro próximo destino era el parque Vigil, Allí, el pasearse en su perímetro es costumbre de los citadinos sean estos niños, jóvenes o adultos. Para nosotros era una manera de matar tiempo hasta que llegue el “Tío Papi” con su Radio Philipis de 4 bandas y ocho transistores bajo el sobaco. En aquella noche lo necesitábamos con urgencia, pues el día siguiente jugaba la selección peruana en Santiago de Chile por las eliminatorias al "Mundial de Argentina 78". El partido resultaba crucial para las aspiraciones peruanas, nos bastaba un empate para clasificar.

El Tío Papi era un erudito en temas de fútbol, algo así como la catedral del deporte huarino, una eminencia que dominaba el tema al dedillo; y en esta noche, más que nunca requeríamos sus apreciaciones de cara a tan importante justa .

Como siempre, a las 8 de la noche , con puntualidad inglesa aparecía por la calle San Martín rumbo a su trinchera de costumbre ubicada en la misma esquina del parque, trinchera de donde se avistaba la "Cruz de Chullín" el cerro "Tucuhuaganga" y el cielo veleidoso tapizado con la niebla blanquecina y escurridiza propia de la estación invernal: Con su paso arisco, trotón y de aspera melodía que, quebraba el mónotono murmullo de la noche invernal huarina; bien abrigado con su poncho de lana color habano y al compás de la marcha característica del programa deportivo “OVACION” dirigido por ese entrañable y gran periodista Don Alfonso “Pocho” Rospigliosi; y que se transmitía en radio “El Sol” desde la capital de la República, llegaba en hora puntual.

Como no podía ser de otra manera , el tema excluyente era el decisivo encuentro de Santiago de Chile, de manera que, después de nuestro habitual saludo, el resto era silencio, salvo en los intermedios comerciales en los que asomaba briosa y llena de sabiduria la cátedra del tío, desafiando y enmendando la plana a los comentaristas del programa en mención. Las apreciaciones de . Enrique Valdez, Miguel Portanova, Koko Cárdenas, Elejalder Godos, Lucho Graos, y de Miki Rospigliosi – que hacía sus pininos- hasta del mismo Pocho, eran una zapatilla comparados con sus lúcidos y agudos comentarios. Eso sí, cualquier contradicción nuestra, equivalía a la expulsión o a un cariñoso puntapié de -como se autoproclamaba él- "El más grande cañonero que el fútbol huarino haya dado" bautizado como "Perfumo" en clara alusión y comparación nada menos con el notable futbolista argentino de los años 60 y 70.
Las más ardorosas polémicas sucedían al terminar la programación. El comentar los goles y los artífices de los mismos, quebraban la siempre apacible y fraternal noche. Como no contabamos con señales de TV los goles los imagínabamos por las descripciones magistrales de don Lucho Izuzqui, relator del entrañable programa.. Sin embargo, había uno de los nuestros que rompía la regla y se instalaba en los dominios de la videncia: Era Pachín, capaz de ver los goles y explicarlos desde su concepción hasta su culminación, con lujo de detalles, con admirable convicción por lo que, después de cada anotación o jugada polémica tenía la patente de corzo para explicarlo . Más tarde cuando tuvimos la oportunidad de ver las retrasmisiones de aquellos goles en la capital de la República, comprobamos con nostalgia y alegría, que sus apreciaciaciones se sitúaban muy cerca de lo acontecido. Aunque, lamentablemente, ese arcano don le costó, más de una vez, recibir las duras "caricías" del querido tío Papi o mejor dicho, "Perfumo"...

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