viernes, 21 de agosto de 2020

¿Qué fue del ovillo de papel?

 


¿Qué fue de aquel  ovillo de papel? Me sigo preguntando ¿A  dónde fue a parar el símbolo de tu sueño más preciado?  Aquel que con tu madre hallamos, entre el desorden natural de tus días de adolescente,  al ingresar a tu  cuarto  en la noche lejana de invierto del 2006. Dormía  plácidamente encima de tu alborotada alcoba, lo tomé  entre mis manos, lo acaricié, estaba  muy bien hecha: compacta, redondita  y cubierta con cinta maskíng. Sentados ambos, con tu madre, en la vera de tu desordenado lecho,  nos miramos en silencio y  luego vino el dialogo el cual  giró en torno a tu “desmedido”  y porfiado apego al fútbol 

¿Qué fue de aquel ovillo de papel?  Me sigo lamentando. Signo de mi intolerancia  y egoísmo imperdonables. Pelota de papel  que supliera  los sendos balones de diverso colorido y tamaño que guardabas y atesorabas  en tu “biblioteca”  y que  en un arranque demencial los desaparecí para, según yo,  distanciarte del fútbol y acercarte más al estudio  ¡Craso error el mío!  Que cegado por mis deseos  no comprendía que estaba   alejándote de  tus sueños y arrastrándote a los míos y negándote  el  legítimo derecho de ser libre y  ser feliz.

¿Qué fue de aquel ovillo de papel? El mismo que recordé cuando César Cueto, “El poeta de la zurda” ,  fijara su mirada en tu talento para llevarte a su Alianza Lima y ponerte en los umbrales  de tu sueño más preciado. Ese momento cumbre de tu orgullo deportivo , que  jamás  ha de borrase de la memoria familiar, nos   acompañará por siempre y más en  nuestras tertulias de balón . Además,  porque fue tu abuelo el que le alcanzara tu nombre al "Poeta de la zurda" en medio de la algarabía de todos. Y ese recuerdo,  de aquel balón  que fabricaras con maestría para  hacer “pataditas”  en  tu pequeño  e íntimo dormitorio, me permitió comprender  la dimensión de mi desatino.  Y gracias a esa brillante  y feliz oportunidad que te regalaba la vida,   intenté  resarcir y  luchar  contigo para hacer realidad tu sueño. Lo que vino después,  ¿Recuerdas?  Largos  meses de prueba con  aquella “Sub 17”,  viviendo entre el colegio y los entrenamientos rigurosos hicieron posible que  tu nombre salga en la lista privilegiada que te daba el pase para  internarte en el club "Blanquiazul". Sin embargo,  entre gallos y medianoche todo cambió y esa historia no es digna de escribirla (…)

Luego vinieron  días de frustración,  de indecisión y oscuridad.  Hasta que  luego de una charla  reconfortante en la “Universidad Agraria”  justamente  con César Cueto que se encontraba acompañado  del “Tanque” Guillermo La Rosa, volvimos  a casa y en la intimidad de la charla familiar acordamos que  postularías  a la universidad  y paralelamente seguir probando suerte en el fútbol. En adelante como sucede siempre en la vida. en que  los grandes  amores  y las  pasiones jamás se borran ni se desprenden de uno porque son parte de tu esencia,  el fútbol,  tu amor y pasión,  te acompañaría POR SIEMPRE.

Ya en la universidad, instalado en  tu facultad, desde el arranque hasta tu egreso te  convertirías  en  el referente  de ella;  y la vida  te regalaría  a uno de tus mejores amigos: Martín Duffo,  el ex zaguero de “las selecciones nacionales”  que por aquellos años dirigía al equipo de la  facultad de Derecho. Sin duda,  un ser humano, que  además de ser  tu maestro,  fue  y sigue siendo  tu  buen amigo,  al  que vale  la pena recordarlo con gratitud por sus sabios consejos y su amistad.

Hoy, día feliz de tu cumpleaños, me he dado el tiempo para hacerte este breve homenaje  enlazando, para el efecto,  uno de los capítulos más bonitos de tu vida. Espero  que al leerlo sepas que   aquel "ovillo de papel" que elaboraste  aún juguetea en la memoria de tus padres y es el  símbolo de tus bemoles  y también de tus  días felices, pero también  de nuestra incertidumbre. Gracias a Dios, aquel pequeño que naciera a la vida  un 22 de agosto en el Hospital Santo Domingo de Huari  a las 6 de la tarde, "atendido" por mis queridos amigos de aquellos años: "El Dr. Salvador,  el Dr. Flores y  esposa, y   ante mi  nerviosa presencia  que,  según tus abuelos paternos que se encontraban en los exteriores,  me hiciera perder unos kilos de peso,  es, hoy por hoy,  un profesional del Derecho  que va haciendo su camino  ya sin   "ovillo de papel" sino con "rumas" de expedientes defendiendo los intereses de la patria.  

Finalmente decirte,  que si bien  hoy día  no nos fundiremos  los tres  en un abrazo interminable ,por las circunstancias que vive la patria y la humanidad, de seguro lo haremos más  temprano que tarde , y  Dios ha de querer.  Como bien me  invocaste  con acento conmovedor  la última vez que visitaste la casa :  " Solo quiero que cuando esto pase  estemos  los tres  y ¡cuídense por favor!"

¡FELIZ DÍA CHOLITO!      

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