jueves, 3 de noviembre de 2016

Parte I: "Fulgurantes Pallas de Octubre"

Reconocimiento a las capitanas 2016:  Deysi Asencios Pajuelo, Caty Alvares García y Rosario Cadenillas Avendaño.


I Parte:
“Pallitas: Margaritas blancas de octubre”
Parafraseando al Maestro Silvio Huertas Asencios, comenzaré  escribiendo: "Para que usted bien sepa lo que es tradición, vaya por los Barrios de mi gran ciudad, hoy con tu permiso Mamita huarina,  para las  lindas Pallitas quiero  escribir".   Escribir sobre las cosas bellas de la vida, sobre las que suscitan emociones, sobre  aquellas que se eslabonan con nuestros ojos  y te invitan a una mirada tierna y te roban  sonrisas fácilmente, resulta  gratificante y  sencillo. En el particular caso de las  “Tiernas pallas de Huari”, hermosas púberes, que cual mariposas de primavera  se han animado  a pasear por  los  alegres senderos de los últimos octubres festivos del terruño amado, con la dulzura de sus  sonrisas espontáneas, con sus impredecibles movimientos,  ora ariscos, ora delicados, derrochando ternura y perfumando las calles con aromas de primavera;  elevando sus voces  al cielo, buscando alcanzar la mansión ignota  donde mora la Madre de Dios, tocando sus puertas en alegre serenata “Ya llegamos a tus puertas  preguntando por tu nombre, Shumaj wayta callaptiqui, maytsallaipis ashillamu”.
Tuve la suerte de apreciarlas y  también deleitarme sobremanera con su canto y encanto de hierbas silvestres, prístinas como las alturas de nuestras punas bravías, alambicadas de inocencia  y ternura.  Fue con ocasión del banquete ofrecido por mi sobrino Luís Espinoza García, hijo de mi comadre Amelia  Espinoza, Alférez del Día Central en el presente año, en el histórico salón de actos de la hoy remodelada legendaria  "Prevuchi" (Ex-Prevocacional"  Me pregunté  en un momento, si aquellos instantes de goce y emoción,  acaso se debían a mi alma de maestro de campo y de pueblo?  Porque recordé, gracias a ellas,  a mis alumnas y alumnos de la "Prevuchi",  cuya presencia en el tiempo y espacio de mi existencia resulta gravitante e  inolvidable. ¡Así se baila en Huari carajo! Proclamé  con orgullo en mi fuero interno. Divisé el recinto del salón de actos de mi escuela “Virgen de Fátima” (Ex Pre vocacional)  ahí donde estudié  mi educación primaria y fui maestro por 10 años.  Miles de recuerdos iluminaron mi mente y saludé  agradecido al cielo la feliz decisión de poner el nombre del Maestro Glicerio Trujillo Agüero al recinto histórico de la vieja escuela. Un hombre que tiene el blasón indiscutible de "Patriarca del teatro huarino", quien nos acompañara, además , en   las últimas avanzadas culturales en donde el arte escénico fue el protagonista.
Es costumbre que las comparsas de octubre saluden también a los  funcionarios, en forma especial a los  del día central, y fue así que  llegaron en tierna algarabía, capitaneadas por Deysi Asencios Pajuelo,  para  quedarse  por largo tiempo para alegría de los presentes. Jacarandosas y bien acompañadas por las dulces melodías de una orquesta alegre  que lanzaba al viento sus bemoles que  estremecen el alma y, a veces,  hacen llorar de alegría. Ingresaron al histórico recinto con   sus movimientos  que brillaban de ternura e  inocencia. Al verlas, tu memoria se aviva, pues pocas cosas en la vida te suscitan ternura y emoción:: las blancas gladiolas,  de fines de octubre,  que comienzan a florecer, los tiernos venadillos, robustos y esbeltos de patas largas y delgadas, que comienzan a pacer en los silenciosos escarpados de “Llumpa” y “Garachupampa”, como moviéndose al compás de las brisas matutinales y, en los crepúsculos, asomarse a las orillas  de los ríos  en un escenario preñado de vida y belleza. Así  me emocionaron estas "Margaritas blancas de octubre", Pallitas de Huari, de mi tierra amada a quién debo  tanto y amo tanto también.  
Bailé y me divertí  aquella tarde con mi “Llullu Pallita”, complacido mi corazón de curtido  Gatillinya,  levantando el pañuelo,  deleitándome con  la contagiante música, con las voces  dulcificadas y ese estilo único que ha impreso este  grupo de bellas púberes, cantera esperanzadora de una de nuestras comparsas más atractivas en la hora presente. Mi saludo a la capitana Deysi Asencios Pajuelo,  a sus queridos padres: Raúl Asencios Aguirre y  Gliceria Pajuelo Márquez    y al alegre grupo que los acompañó. Su ofrenda es también nuestra, sus cantos son nuestros también, Y sigan cantando y bailando con el mismo gracejo, que bailarán también de alegría  los ojos tiernos y  juguetones  del “Niño Manuelito”  y  arrancarán sonrisas mil   a  la Madre de nuestro pueblo. ¡ALLICHUME!   (Continuará)









  



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