lunes, 6 de julio de 2015

Chavín: ¿La Roma de los Andes?





(Con John Rick, Walter Alva y Luis Guillermo Lumbreras. Huari-2000) 

“En nuestros días, la historia tiende a la arqueología,
a la descripción intrínseca del monumento”
MICHEL FOUCAULT

       Antes de iniciar el presente artículo, quiero responder la pregunta planteada: ¿Acaso es Chavín la Roma de los Andes?  Creo que no,  así como  tampoco Roma es  "El Chavín de los Alpes" Ese añadido  le resta identidad y además  puede   auspiciar inferencias erróneas como que Chavín  está  abajo de Roma.  Ni siquiera, creo yo, esa comparación es pertinente. Bueno, más allá de esa disquisiciones enojosas, el propósito de los gestores del documental es, sin duda,  totalmente valedero y digno del  mayor encomio. Ahora, con el permiso de ustedes, quiero comenzar está nota de evocación y reconocimiento a un hombre  imprescindible  en los anales de la historia de Chavín:
          :Pocas veces existió tanta adhesión y cohesión entre el hombre y su habitad,  entre el celador y su templo,  que fundiéronse con tanto vigor y prolijidad. El primero, relativamente efímero, el segundo eterno; el primero ya leyenda, el segundo historia. Así podemos presentarlos a Don Marino Gonzáles Trejo  y al “Santuario de Chavín”, si todavía, con osadía y temor,  podemos separarlos corriendo el grave riesgo de equivocarnos y tropezar en las graníticas páginas de estas dos vidas, en alguna medida, paralelas
Don Marino fue discípulo, amigo y aplicado depositario de la sabiduría del gran paladín del autoctonismo Don julio César Tello que, en 1919, descubrió para la humanidad la magnificencia de nuestro santuario como la obra de una raza (la indígena) que vaga proscrita entre las soberbias moles de los andes y es digna de parangonarse con las más avanzadas culturas y civilizaciones del mundo.
Cuando lo conocí, yo era muy pequeño, en instancias de esas visitas de estudio que nuestros maestros de la Ex – prevocacional solían programar, al santuario,  para reforzar las asignaturas de Ciencia Sociales. Aquellas vivencias se avivan  en el rescoldo de mis recuerdos cuando  se pronuncia la palabra CHAVIN, como anoche,  en el  estreno mundial del documental,  “CHAVIN, LA ROMA DE LOS ANDES”,  y  las asocia al  lerdo, viejo y  pesado camión de don Julio Valle que  acostumbraba trasladar a los nóveles excursionistas, y partía, para el efecto,  a las tres de la madrugada,   para llegar a Chavín a las  9:00 am ,  convertido en un hospital lleno de rostros pálidos y famélicos; también a  los exquisitos fiambres que degustábamos  en aquellas inolvidables travesías  y,  principalmente avivan  la imagen de  don Marino Gonzáles Trejo,  nuestro guía favorito: Lleno de  erudición,  desde  el mismo escenario,  libro abierto de nuestra historia, nos transmitía, con paciencia y cariño, los secretos más arcanos que guarda el santuario.   Había que escucharlo para realmente comprender y luego  concluir que, detrás de este hombre de rostro adusto y melancólico,  yacía un remanso donde reposaban las respuestas de tantos dilemas y el por qué de cada punto cardinal, de cada piedra, de cada vértice, de cada sombra, de cada nada y de cada todo.  No sólo era un Guía, además  era un Amauta...
Pocos, como él,  sintieron con tanto amor a   Chavín. Pocos  inculcaron tanta sabiduría e influyeron marcadamente en la mente y el espíritu de las generaciones que visitaron el santuario y escucharon su prédica y, en ella, su adhesión a tan glorioso pasado y portentoso legado, colocando, al santuario, en un punto descollante de la historia de la humanidad.
 Hace ya casi 26 años, estando en Lima, llegó a mis manos una edición de la  Revista “Caretas”  que  anunciaba, en su carátula, un homenaje a  don  Marino Gonzáles,  leí y releí  la significativa crónica  de homenaje  y lo guardé para, cuando visite Chavín, entregárselo como un signo de agradecimiento por  las sendas horas ofrendadas a los niños de mi generación. Fue así que, en julio de 1993, con ocasión de una  vista  a la ciudad de Chavín, le entregué la revista de marras. Me recibió emocionado, según  dijo, no tenía conocimiento de aquella nota. Fue  la última vez que lo vi. Ya con los años encima, su rostro con grietas que dibujaban  caminos laberintosos, su joroba aún más pronunciada y un saco raído, Conversamos breves minutos y me despedí  con la mayor  reverencia.  
Ayer, 05 de Julio,  vía la  “Nathional  Geographic” se ha estrenado,  a nivel mundial,  el documental “CHAVIN, LA ROMA DE LOS ANDES” y que se transmitirá todos los domingos de Julio.  Un viaje a lo más antiguo de la historia de Perú, legado histórico de este sitio arqueológico declarado, por la UNESCO, Patrimonio Cultural de la Humanidad . El documental reseña que hace unos 3.200 años los diferentes pueblos que habitaban el actual Perú comenzaron a pasar de una vida nómada a formar los primeros asentamientos y aparecen los centros ceremoniales donde se erigen como gobernantes los herederos de los chamanes: los sacerdotes. También responde  ¿Cómo y por qué fue construido el templo de Chavín de Huántar? ¿De dónde provenían esos conocimientos? ¿Qué significado tiene el laberinto subterráneo de pasadizos que jamás se iluminaron?
De la mano de John Rick, profesor de arqueología de la Universidad de Stanford, y de Luis Lumbreras, uno de los arqueólogos más brillantes de Latinoamérica, el canal tratará de dar respuesta a esas preguntas y desvelar misterios que todavía atesoran los muros pétreos de este misterioso centro ceremonial  Recuerdo,  hace casi 15 años,  John Rick  y Luis Guillermo  Lumbreras, durante un evento de carácter histórico organizado por la comuna huarina , presidida, entonces,  por Edwards Vizcarra  Zorrilla, nos comentó, en un aparte del evento, que se estaba trabajando un proyecto de documental  que plasmaría un Chavín virtual.  Ayer, al observar ya su estreno,  me sentí particularmente afortunado de conocer y charlar con estos dos colosos de la arqueología americana y  que son, además, amigos entrañables de nuestra historia: Jhon Rick  ha adoptado como su nuevo pueblo a Chavín y con obstinación y cariño sigue hojeando, aquel libro abierto, descubriendo sus secretos más arcanos;  y Luis Guillermo lumbreras es, desde muchas décadas atrás, conspicuo estudioso de Chavín. Fue, además,  el gestor de su “Museo de Sitio” cuando presidía el Instituto Nacional de Cultura. Lamentablemente el gobierno de Alan García lo retiró. Ambos son,  junto a Julio César Tello, su discípulo  Marino Gonzales Trejo, y  Antonio Raymondi los que sintieron,  a Chavín, con amor, dedicación y reverencia.    

Abelardo Malqui Hidalgo
Lima, 06 de julio de 2015

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