miércoles, 1 de mayo de 2013

“Recuerdos del 1° de mayo”


Se marchaba el abril florido y lozano , se iba  alborotado por avecillas que volaban a los umbríos bosques en busca de refugio, mientras  el cielo descubría sus  rutilantes estrellas una tras otra y  la luna,  alistaba  su reestreno cotidiano, entre bambalinas,  tras los andes,  untando de plata su agraciada silueta. 

Se despedía el último día  de abril. Entonces, reunidos en el Parque Vigil  en noche despejada y sosegada, girando en su acogedor perímetro, en habitual cita de amigos, cita de deseos, de confidencias e infidencias, como suele  suceder en la adolescencia y juventud.

Ya los fiambres están listos y nuestro ocasional destino definido: Reparín, laguna cercana a nuestra linda ciudad,  de aguas tibias, variada flora con una gama de arbustos y árboles aromados y yerbas silvestres,  panorama único que suscita un encantamiento  especial en los visitantes. Las tareas previas se han cumplido con esmero, audacia y puntualidad.

 Dije que las tareas se han cumplido con audacia, porque arriba en los andes, es costumbre festejada e hilarantemente evocada,  aunque   pecaminosa,  el preparar el fiambre a costa de los cuyes, gallos o gallinas del vecindario o de algún descuidado (a) poblador de las campiñas aledañas al pueblo, dígase “Sheque”, “Cushin”  “Huanga”  “Virá”  “Ulia”, etc. Las técnicas imaginativas en la "caza", si así se pueden llamar a ese oculto ejercicio, sin embargo, santificado por la tradición, son variadas: El emborrachar a las indefensas aves  de corral con granos de maíz remojados en alcohol o atragántalos con  un collar de granos de maíz y someterlos mansamente. Otros,  los más osados  hacían su tarea en las lóbregas noches sin importarles que sus  “víctimas” sean sus propios padres o  sus más  cercanos parientes, amigos o vecinos.  Así era.
 Aquella noche lejana del 30 de abril, que hoy recuerdo con nostalgia afincado  lejos del  espacio vital inolvidable de mi juventud, se velaban los restos mortales  de un legendario parroquiano sanjuanino. Ahí nos enrumbamos, llegando a su velatorio  Sito.  en el cruce de las  calles Guzmán Barrón y Libertad. Llegamos rápídamente, yacía el cadáver arropado de  sus parientes, amigos y vecinos que oraban y cantaban lúgubres melodías. Nos servimos el típico ponche de maní,   aceptamos algún cigarrillo "Inti" que lo fumamos muy discretamente a hurtadillas y algunas hojas de coca para disipar el sueño.  Como es costumbre en los velorios, comenzó el desfile ameno de relatos, chanzas y ocurrencias contados  en quechua. Al acercarse las 12 de la noche, hora de la oración del “Poderoso” conmovedora letanía que invoca la presencia del alma del finadito en su postrero paseo terrenal, nos retiramos para dirigirnos luego  hacia “Horno Jircán”, en los barrios bajos,  acompañando a uno de los nuestros. En el trayecto,  se  nos  ocurrió cantar un huayno que los mozuelos de “Pukutay” habían compuesto en honor y gloria del finadito, cuyas letras decían:  “Tío Jazmín, tío Jazmín, candidato al cementerio, "rogo  machete” será,  el que sigue tu camino, En el cielo no se paga, San Pedro es quien regala…”  No habíamos  terminado de cantar la primera estrofa, cuando repentinamente, cual misiles teledirigidos  volaban hacia nosotros pesados terrones desde una casa  deshabitada y ruinosa. Evento inexplicable hoy,  pero,  que en aquellos años lo asumíamos convencidos que se trataba del alma de don Jazmín en su ultimo peregrinaje terrenal. Asustados nos retiramos, eran las doce de la noche, el alumbrado público llegaba hasta esas horas, ya en la lobreguez de la noche pudimos apreciar enfrente, bajo las faldas de “llamoj jirka”,  una obstinada llamarada.  -Es un entierro, dijo uno de los nuestros, agregando que tesoros de incalculable valor emergen cual llamarada  en esta fecha. Muchos deafortunados  trocaron su suerte hallándolos…
 El paseo, discurrió ameno  y tranquilo, desde la partida hasta el retorno, nos tocó un día de  neblina blanca como dicen las letras de un viejo huayno “Neblina blanca del mes de mayo tu eres quien roba las esperanzas de mi corazón atribulado” Evoco con cariño aquellos parajes hermosos de “Ulia” de “Sancullo, “Colcas” , “Cayas” que a estas horas de la mañana, seguramente,  bullen de caminantes que se enrumban hacia ese hermoso destino.
 Sentado en mi escritorio,  junto  a mi espaciosa mampara que me permite avistar el parque bañado de un agradable y complaciente sol otoñal, me despido de mis amables lectores, sin antes desearles a todos un feliz día del trabajador. mientras tanto ya  me alisto para ver mas tardecita al mejor equipo del mundo “El Barza” enfrentando al Bayer de Munich tras una proeza en busca de la  clasificación a la gran final.  y luego rumbo a “Puente Piedra”  me espera mi hermano Vladimir con su   agradable “Pachamanca huancaína”  

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