miércoles, 12 de enero de 2011

Cuando llora el violín

Máximo Rivero Retuerto

Pomabamba, Ancash y el Perú, lloran la muerte de don Máximo Rivero Retuerto. Si tuviera que resumir en pocas palabras el sentimiento que me embarga en este infausto día, diría: ¡Gracias Pomabamba por haber regalado a la música vernacular andina, tan excelente intérprete!

Anoche, en el velatorio, se dieron cita los más grandes representantes de la música andina. Se pudo apreciar junto al féretro a nuestra paisana “Marita Meza” su inseparable esposa y junto a ella a la “Estrellita de Pomabamba” y Eberth Álvarez Salinas inseparables paisanos y compañeros con quienes llevó a la música pomabambina al podio de honor del arte vernacular andino.

Su dilatada carrera musical estuvo asociada a la flor y nata de la música andina como “Pastorita Huarasina”, Amanda Portales “La Novia del Perú”, “Atusparia” “Princesita de Yungay”, El conjunto “Misky Taky” de RTP Canal 7, entre otros. Su sapiencia con el violín le llevó a recorrer muchos países en giras memorables acompañando a vocalista de renombre.

Es considerado “El Rey del Chimaychi” por tácitas razones. Esta pegajosa y alegre melodía andina, cobró brío gracias a Él y a la inconfundible voz de nuestra paisana huarina “Marita Meza” hermosa flor del vergel ancashino que el maestro desposó.

Los huarinos, amantes del huayno y el chimaychi, también lloramos su partida. Debo resaltar con respeto, admiración y gratitud su invalorable apoyo a nuestro conjunto “Cielo Andino de Huari” dirigido por mi señor padre, cuando a finales del siglo pasado e inicios del presente, dirigió y encaminó nuestras grabaciones musicales: “Cantos del Ande” y “Melodías Ancashinas” con la voz de Rosa Dunia Alcedo de Solís; “Dulce Cantar de mi Tierra” y “Jarana Conchucana” con Marco López Falcón. Inolvidable experiencia que caló hondo en cada uno de nosotros y además auspició una amistad y cariño mutuos, que años después se mantuvo lozano al calor de las múltiples presentaciones, tanto en Huari, como en Lima.

Apreciado amigo, en nombre de mis padres, mi esposa e hijo a quienes muchas veces regalaste tu amistad: Que descanses en paz, Dios y la virgen te acojan en su reino.
¡Viva la música ancashina!

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