EL ÚLTIMO RECITAL DEL “POETA DE LA ZURDA”
Uno
de los grandes privilegios de mi niñez y juventud, y seguramente de los niños y jóvenes de mi
época, fue ser testigo de las
últimas grandes gestas del balompié
nacional que le llevara a ser protagonista en los mundiales de fútbol de Argentina y España. Cuando
aún la TV era una lejana posibilidad y la radio
se ceñía más cerca de la gente, emocionados escuchábamos
los partidos clasificatorios a los mundiales de “Argentina 78” y, posteriormente, a “España 82”. No hay emoción más grande que
ver desfilar a tu selección en un Mundial y nosotros, en las voces entrañables de “Pocho” y “Micky”
Rospigliosi, de Oscar Artacho y Raúl Maraví, referentes de los programas
deportivos “Ovación” y "Pregón deportivo” respectivamente, lo vivíamos, disfrutábamos y participábamos con la mente y el corazón en aquellas memorables jornadas.
La brillante y gloriosa generación de futbolistas
peruanos de aquellos años, tenía en CÉSAR
CUETO VILLA, “El poeta de la zurda”, el “Loro”, a su cerebral creador, aquel que convertía
un encuentro de fútbol en un recital con toques sutiles y elegantes. Como Neruda, o vallejo, o Benedetti, hilvanaba versos, trazaba líneas increíbles en el gramado. Pocos jugadores proverbialmente elegantes como
él ha dado el futbol: pausado, inteligente, creativo e impredecible con la
redonda pegada a los pies escribía
poemas para el deleite del respetable.
Cuando niños y cuando jóvenes aparecía, para
nosotros los aficionados huarinos, como algo lejano e inalcanzable, aunque muy cercano en nuestro cariño y admiración. Años más tarde, en el 2006, lo conocí personalmente y la experiencia
resultó emocionante e increíble.
Fue con ocasión de extenderle una invitación para un homenaje en nuestro
terruño. Valiéndonos, para el efecto, de
algunos contactos, entre ellos un congresista cajamarquino y un amigo cercano
del “poeta”, pudimos ubicarlo, acordando encontrarnos en la
cevichera “Mi Barrunto” frente al
estadio aliancista, en la Victoria. La empresa resultó complicada por las múltiples tareas
que tenía, principalmente como
catecúmeno en su iglesia, pero finalmente aceptó nuestra invitación y
viajó a Huari en octubre de aquel
año, contando con el generoso auspicio de mi caro amigo Juancito Guevara.
Fue así que “El
poeta de la zurda” llegó a Huari, nuestro amado terruño, un 09 de octubre del 2006 ante el entusiasmo de niños, jóvenes y ancianos. Fue recibido con todos los honores por
las autoridades y el pueblo huarino, y en el salón consistorial de la comuna
huarina se le distinguió como “Huésped ilustre”, entregándosele las “llaves de la ciudad”. En
horas de la tarde su sola presencia atiborró
las graderías del viejo y destartalado estadio del colegio “González Prada”. La
tarde futbolera huarina se engalanó con la presencia de uno de los más grandes futbolistas
de la historia del fútbol mundial,
miembro distinguido de los “románticos del fútbol” junto a Platiní, Maradona, Iniesta,
Valderrama y Andrea Pirlo.
Tuve la
inmensa fortuna de acompañarlo en su
breve e inolvidable visita, tan así que en horas de la noche de aquel día, con un pequeño
grupo de amigos huarinos, entre ellos mi
hermano Gino y William Lizardo y Willy Bar, departimos breves horas en su alojamiento. Respondió con
atención y sencillez nuestras preguntas, nos habló de su paso por Colombia, de
los mundiales de Argentina y España , del cariño del pueblo colombiano, contó hilarantes anécdotas como si fuera uno más de los nuestros. También aquella noche, ante mi invitación, se apersonó al local del barrio “San Juan” que a esas horas celebraba uno de sus habituales reencuentros de octubre y, ante el entusiasmo
y aplauso interminable de los presentes,
firmó el “Libro de oro”, acto que quedará escrito con letras indelebles en la historia de nuestra
vieja y también gloriosa institución barrial.
Hoy, 14 de
julio del 2016, aunque tardíamente, se le hará el “partido de despedida” y el pueblo peruano se pondrá de pie para agradecer la calidad de un artista y genio del balón. El héroe de nuestra
infancia y juventud, la leyenda viva del
deporte nacional y mundial, comparado alguna vez con Maradona, se vestirá de
corto para recibir el justo y merecido
homenaje, seguramente insuficiente, por lo que nos brindó en sorbos repletos de
magia y belleza, de verso y poesía, de
humildad y sencillez. Será seguramente el recital de un viejo poeta que guarda
en sus anaqueles gloriosos versos románticos antologados dentro del parnaso futbolero mundial, de un
deportista que nos enorgullece, que nos alivia el espíritu, que nos conforta y consuela en estos tiempos de
prolongadas sequias de triunfos deportivos y, peor aún, de ausencias interminables en los mundiales de
fútbol.
Por mi parte
agradecerle su generosidad con mi familia, en especial para con mi
hijo, cuando por invitación y recomendación suya llegó a formar parte de la “Sub 17” del
equipo aliancista. Nos abrió las puertas de su casa y nos apoyó con admirable
desprendimiento en aquella experiencia inolvidable.
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Con mi hijo Pasculy, Willy Bär, Carlos Huerta, mi hermano Gino y yo. |
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Con mi hermano Gino, mi sobrina Débora y mi sobrino Jean Pool. |
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Con los residentes huarinos en Lima y Huari. |
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El poeta y la mágica laguna de Purhuay |
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En el salón consistorial
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