El presente mes de septiembre me ha resultado más recargado de lo normal. Las responsabilidades profesionales y familiares se han multiplicado, por ende, no queda tiempo para hacer lo que me gusta y habitualmente hago en las breves horas libres, como hacer deporte, leer, escribir, la música y peor aún tomarme un par de cervezas con mis amigos. Sin embargo, aprovechando este breve paréntesis me he asomado a esta pequeña ventana virtual para cumplir aquello que consigné en mi agenda, aunque tardíamente, y que para mí tiene prioridad por tratarse de mis amigos, aquellos, desde las soleadas horas de mi niñez y mocedad:
A Luís Antonio Espinoza Sandoval, para sus amigos “Pullún”, agradecerle sus comentarios y su puntual observación sobre el artículo intitulado “Un recuerdo a mis Maestros” donde consigné el libro “Coquito” como el precursor de nuestras aurorales y bellas instancias de aprendizaje de la lecto – escritura. Efectivamente, apreciado amigo, debo reconocer el involuntario desliz, al tiempo de rectificar o mejor dicho reivindicar a “Marcelino” el mítico texto que acompañó nuestra infancia. Con “Pullún” mi amistad se remonta a los años, ya un tanto lejanos, de mi infancia, amistad que se forjó al calor de nuestras correrías, travesuras, y aventuras, tan célebres como las de “Sheque” abundante en anécdotas, en donde más de una vez dimos paz a nuestras riñas, suscitadas en el fragor del juego, en improvisados rings siempre alentados y atizados por nuestra “gallada”…
Un saludo a mi caro amigo Erick Martín Salas Vidal, que también refiere leer este blog tan espontáneo y mal hilvanado, sin embargo, henchido de sinceridad. Martín el querido “Huiquito”, compañero y amigo de infancia, con quien compartimos largos años de aprendizaje en la “Prevuchi” y el “González Prada”. Los partidos de Fulbito en el vetusto “canchón” y en el estadio de nuestro colegio dejaron marcas indelebles en cada uno de nosotros. Martín lideraba a uno de los equipos del aula y el que escribe, al otro. Aunque Martín afirme que siempre me tuvo de hijo, refuto esa aseveración, creo que en el balance general quedamos parejos. También las serenatas, cuyos destinos se tornan ya irrevelables a estas alturas del tiempo, estrecharon nuestra amistad. Su nobleza y su don de buen amigo han merecido siempre mi más sincero reconocimiento.
Finalmente a CEMELO, el apreciado primo César Mendoza Lora, cuyo aliento permanente para seguir en este vano oficio de escribir y recrear tiempos idos, viene impregnado de sinceridad y generosidad inmerecida hacia este modesto servidor, mi saludo cariñoso a la distancia. Siempre reconforta el espíritu saber que un paisano, pariente y amigo, mas allá de los linderos de su tierra y su familia, abre surcos de realización personal y profesional. Un abrazo primazo, espero encontrarnos en la fiesta de “Mama Huarina”.
POSDATA: Acabo de leer el mensaje que ha enviado Héctor Guzmán Mendoza a los integrantes del “Club de Fútbol Master”. En él, indica que se confirme nuestra presencia en el equipo para el 09 de octubre – en Huari- con motivo del “Día de la Confraternidad Huarina”. A los integrantes que no les ha llegado el mensaje confirmar su presencia al siguiente contacto hguzman@usil.edu.pe.