Cuando uno de los nuestros avanza por los peldaños de la telúrica fraternidad rumbo al corazón de su pueblo y de su gente, merece el aplauso y la congratulación sincera. Esta pequeña ventana virtual se conmueve cuando tocan las fibras más sensibles del pueblo que me vio nacer: Cuando escucha un verso, una melodía, una proclama, una confesión sincera cuyo destino no sea otro que Él. Ariobisto es uno de aquéllos postillones de los mensajes más sublimes a nuestro pueblo, a su Santa Patrona, a sus Barrios, al amor y el desamor.
Gracias Ario, por ofrendar tu vida a nuestra música y apostar tantos años por ella, alentando en cada renglón, en cada estrofa, nuestra causa común como es el desarrollo de Huari, patria pequeña que en cada melodía se engrandece. Gracias, por alentar nuestra ocasional bohemia preñada de fraternidad, cuando junto a Javier Solís osábamos desafiar tu memoria generosa recitando poemas de ilustres autores, cantándole y recitándole a la vida, al amor, a la esquina olvidada, al paraje trascendente, al recodo cómplice y también cantándole a nuestras madres. Recordarás, apreciado Ario, aquél mayo ya lejano de inicios de los 90 , en noche serena, despejada, con más estrellas que nunca, vísperas del día de la Madre armamos serenata para ellas, entre otras la inolvidable “Tía Zenobia” tu madre, bajo los alegres balcones de nuestras casas solariegas, acompañados de Alfredo Valencia y Hernán Pardave. Recuerdo El "Brindis del Bohemio" que con sus sentidos versos iluminó la célebre noche huarina, cuando entonces brindamos "...Por la mujer que nos enseñó de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que nos arrulló en sus brazos
y que nos dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero. ¡Por nuestras Madres! por las ancianas
que piensan en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueñan tal vez, que nuestro destino
nos señala el camino por el que volvermos muy pronto a su lado.." Y tú, por tu parte, levantando llamaradas de amor filial, ofrendaste hermosos valses, yaravíes y chuscadas a ellas: : Alchi, mi madre; la Tía Graciela, de Alfredo Valencia; Doña Irene, de Hernán Pardavé y por su puesto a tu adorada progenitora Tía zenobia. Cito está anécdota por lo decidor y elocuente, para que quienes repasen este pequeño homenaje sepán que en un tiempo no muy lejano, Huari supo de episodios decentes, de tradiciones arraigadas, como por ejemplo, las serenatas, ahora no sé si escondidas u olvidadas, que le restan personalidad y decencia. Lo chabacano y vulgar ha ganado terreno.
La música, la poesía, el teatro, parcelas de las más sublimes nos convocó y tú fuiste siempre el primero en llegar a esas citas, llevando en tu equipaje tu reconocida calidad interpretativa. Hoy, transcurrido el tiempo es menester reconocerte, aprovechando, para el efecto, la presentación de tu XV volumen musical intitulado “Kushicushun” en nombre de todos quienes han escanciado con placer sorbos agradables de tu música tanto en Huari, el Perú y el mundo, como, por ejemplo, mis adorados hermanos Anderson, Miguel, Vladimir y Pilar y , en especial Gino, tu amigo, residente desde hace dos décadas en Europa, amante y admirador de tu música, que en una oportunidad, como te contaba, tuvo que “destrozar” sendos volúmenes tuyos abrumado por la nostalgia y el recuerdo, aunque se arrepintiera después.
No puedo dejar de mencionar en este breve reconocimiento a nuestros comunes amigos y parientes: “Loco” Fernando, Jhovani Huerta, Humberto Lora Pardavé, Rubén Valencia Lora ,Edwin y Wagner Avendaño, Carlos Huerta (Millqui), Otto Aguirre, Javier Solís, Raúl Meléndez “Cuchi Wancho” en general a los “Vaporinos” compañeros en el recorrido de la vida, orillada con su exuberante fronda, donde en coro bullanguero supimos cantar, en silencios cómplices declamar, en ardorosos partidos pelotear (en especial con los grandes entre grandes peloteros Millqui, Wico y Cuchi Wanchu) y en parajes de ensueño amar... y siempre amar . Las musas nuestras y la tuya, indevelables por su puesto, seguirán floreciendo en el jardín de nuestros hermosos recuerdos.
Finalmente, destacar, además de tu legado musical, a quien te sigue la posta: Jessica, tu hija, que con su voz encantadora, se ha ganado un sitial en el corazón de los huarinos. “Adiós blanca palomita…” “Dile”, hermosas canciones que con su dulce voz, de ropaje romántico y encantador nos hicieron y hacen suspirar...
¡¡¡CUSHICUSHUN ARIOBISTO FERRO!!!
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