
Ralph Waldo
Emerson
Muy temprano, despertóme mi querida esposa con un rico y
caliente "Ponche de chicha”, chicha de jora que mis padres acompañaron a su siempre generosa
encomienda, repleta de aromas y sabores huarinos;
y mi hijo con un cariñoso
beso, muy temprano,
fuera de lo común, pues está de vacaciones
y tiene licencia para prolongar sus
sueños y dormir plácidamente, me entregó su pequeño regalo, tres pares de
calcetines que los voy a necesitar en este invierno
agrisado y frío.
El número "45" que es la edad que hoy cumplo,
ha sido importante y
concurrente en mi vida, por lo del fútbol que es una de mis pasiones y fue el medio
que me
permitió conocer ciudades y ganar amigos;
y hoy metafóricamente, me permite
reflexionar en voz alta y decir que el Primer Tiempo ha concluido.
No voy hacer ningún balance,
pero si resaltar algunas jugadas
y no pocos “goles
que anoté” en la gran batalla de la vida:
Mi mejor gol, mi querido hijo; la mejor jugada,
el ganar el corazón de mi esposa
y tenerla para siempre;
El mejor pase gol, el que me llevó a ser maestro
de escuela que es mi pasión
eterna. Mi cuerpo técnico, sin lugar a dudas, mis adorados padres,
aquellos que se batieron
en la vida y nos dieron -a sus siete hijos- todo de sí para ser personas de bien; mis compañeros de
equipo mis hermanos: Gino, Rucu, Miqui, Vlady, Michel y mi linda hermanita Pilar, etc. El mejor escenario donde alterné, mi
tierra linda, Huari,
también Ampas pueblito
andino que se encuentra
burilado en mi mente y corazón; e Independencia, distrito
limeño al que aprendí
a conocerlo y quererlo que es el actual escenario
donde trascurren mis días y noches
de labor docente.
En este día, hay también
espacio para el agradecimiento: Primero
a Dios y a "Mama Huarina" que me permitieron vivir bajo su
amparo y me regalaron pequeños dones con el que fui y soy inmensamente
feliz: La docencia, la poesía, la música, el deporte me permiten decir
sin asomo de soberbia ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto! Siendo
ese tanto la satisfacción, mas no la fortuna
material que, como ustedes entenderán, para un esforzado maestro, suele ser una utopía. A mis padres
que me regalaron la vida y a mis hermanos
cuya compañía en el largo viaje, repletos dentro del amplio vagón familiar,
con buen y mal tiempo, me hicieron llegar
a buen Puerto y finalmente a mi esposa e hijo, razón de mis días e
imprescindibles en mi existencia, por su amor sin límites.
En cuanto a los goles
que me anotaron, a las faltas que cometí y me
cometieron, a las tarjetas amarillas
y rojas, los guardo para mí, algo tiene debe quedar en mí, porque ningún hombre en la vida ha estado exento de ataques arteros, de zancadillas, envidias
y maledicencias y, por qué no, de errores.
Apelo a la voluntad de Dios y aguardo con esperanza que el
Segundo Tiempo sea más auspicioso y que, en esta avanzada,
me acompañen los seres a quienes más amo y quiero en mi vida, y si por ahí - que es lo más probable-
ya no llego a concluir
el Match, éste sea cumpliendo mi misión, dejar a mi equipo
con el score asegurado.
Gracias.
26 de julio de 2010
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