El pasado
miércoles 07 de noviembre, a partir de las 2:00 PM, en el Auditorio Antonio Cisneros de la “39 Feria del Libro Ricardo Palma”, nuestra paisana Yoshi Sotomayor Torres, joven poeta e investigadora, presentó su libro “TÚ ERES DE LA PUNA Y YO DE LA CIUDAD”, libro
publicado por el fondo editorial de la
Decana de América, la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. La joven tarde miraflorina fue testigo del advenimiento de la segunda
producción intelectual de esta profesional huarina de impredecible proyección,
y contó, para el efecto, con el respaldo
afectivo de los paisanos huarinos, de
sus familiares y compañeros de estudio y de trabajo y una selecta
concurrencia.
Mientras
caminaba presuroso por el Parque
Kennedy observando, a mi paso, gatos
que corren de un lado a otro, otros que
juegan entre ellos y otros distendidos y aletargados como haciendo la
siesta en el sopor de la flamante tarde, así entre gatubelos, recordaba mis viejos tiempos de novel maestro
allá en la escuelita “Virgen de Fátima” de nuestro Huari amado. Y recordaba con
unción aquellos días, motivado por el
magno acontecimiento de la presentación de un libro cuya autora
cursó sus estudios primarios
justamente en ella y por aquellos
años.
Llegué en hora
puntual al evento, presto a escuchar la presentación del libro, cuyo título, por sí solo, te
invita a la reflexión y te encamina fácilmente por el sendero de la inferencia.
No me equivoqué, les confieso, al adelantar
mi opinión sobre la naturaleza y contenido de
la obra, sin embargo me sorprendió gratamente y llenóme de orgullo, al escuchar el comentario
del docente universitario que
presentó la obra. Con lenguaje fácil desmenuzó
su contenido al tiempo de elogiar merecidamente el esfuerzo de
nuestra autora. Me encantó realmente la presentación, la temática sintonizaba
también con mis intereses de maestro de
la Modalidad Básica Alternativa, una modalidad
abandonada por el Estado debiendo ser la más atendida, porque es ella la
que paga, en términos de educación básica, la cuantiosa deuda del
Estado.
Fue una presentación matizada con cuestionamientos al sistema educativo en general y al nivel secundario, en particular, asimismo a la carencia de políticas inclusivas, a una real y decidida valoración de nuestras lenguas originarias que, como por ejemplo el quechua, cuyo reconocimiento como lengua oficial en la Constitución Política, es un mero simbolismo, un saludo a la bandera, porque las lenguas nativas siguen humilladas y proscritas y más aún se desprecia al quechuahablante.
Luego, de fondo, se escuchó la palabra de la autora, la misma que concitó mi especial atención y por una muy sencilla razón, tenía enfrente a una de mis ex alumnas, esta vez de protagonista de un evento académico singular, presentando un libro de su autoría y bajo el auspicio, nada menos, de la Universidad Decana de América. Ni el tiempo suele borrar la imagen de nuestros alumnos y alumnas, ni su tránsito vertiginoso nos impide seguir hallando en ellas o ellos su esencia sus gestos, sus particularidades que suelen permanecer intactos. Yoshi fue una alumna virtuosa, le gustaba la declamación, y al mirarla fijamente recordaba sus más destacadas performances, una en especial, cuando recitando el poema “Canción de juventud”, del poeta José Gálvez Barrenechea, disputó la final de los juegos florales 1993 organizado por la UGEL Huari, destacaba también en el canto y conformó con su compañera Rosmery Varillas un dúo de grata recordación en la vieja escuela. Además, claro está, solía ubicarse en el pelotón mayor de los mejores alumnos del aula.
Desde este torreón imaginario, exprésole mi más cálida felicitación, lo hago con la convicción absoluta de estar frente de una autora promisoria de inimaginable proyección profesional. Una profesional que se alza, aún en la lozanía de sus años, en el árido y difícil campo de la investigación científica, contribuyendo a la reflexión y a la solución de los problemas de la educación peruana. Además, saludo sus dotes de poetisa, parcela artística que descubre en ella su sensibilidad, su conocimiento de la belleza y el extremo de lo natural, de lo maravilloso del mundo, porque como bien escribió María Victoria Atencia: “La poesía es la primavera de la literatura” ¡Enhorabuena!
Fue una presentación matizada con cuestionamientos al sistema educativo en general y al nivel secundario, en particular, asimismo a la carencia de políticas inclusivas, a una real y decidida valoración de nuestras lenguas originarias que, como por ejemplo el quechua, cuyo reconocimiento como lengua oficial en la Constitución Política, es un mero simbolismo, un saludo a la bandera, porque las lenguas nativas siguen humilladas y proscritas y más aún se desprecia al quechuahablante.
Luego, de fondo, se escuchó la palabra de la autora, la misma que concitó mi especial atención y por una muy sencilla razón, tenía enfrente a una de mis ex alumnas, esta vez de protagonista de un evento académico singular, presentando un libro de su autoría y bajo el auspicio, nada menos, de la Universidad Decana de América. Ni el tiempo suele borrar la imagen de nuestros alumnos y alumnas, ni su tránsito vertiginoso nos impide seguir hallando en ellas o ellos su esencia sus gestos, sus particularidades que suelen permanecer intactos. Yoshi fue una alumna virtuosa, le gustaba la declamación, y al mirarla fijamente recordaba sus más destacadas performances, una en especial, cuando recitando el poema “Canción de juventud”, del poeta José Gálvez Barrenechea, disputó la final de los juegos florales 1993 organizado por la UGEL Huari, destacaba también en el canto y conformó con su compañera Rosmery Varillas un dúo de grata recordación en la vieja escuela. Además, claro está, solía ubicarse en el pelotón mayor de los mejores alumnos del aula.
Desde este torreón imaginario, exprésole mi más cálida felicitación, lo hago con la convicción absoluta de estar frente de una autora promisoria de inimaginable proyección profesional. Una profesional que se alza, aún en la lozanía de sus años, en el árido y difícil campo de la investigación científica, contribuyendo a la reflexión y a la solución de los problemas de la educación peruana. Además, saludo sus dotes de poetisa, parcela artística que descubre en ella su sensibilidad, su conocimiento de la belleza y el extremo de lo natural, de lo maravilloso del mundo, porque como bien escribió María Victoria Atencia: “La poesía es la primavera de la literatura” ¡Enhorabuena!
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