“Se asoma la fiesta….”
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Sarao |
No me queda la menor duda que las fiestas de antaño eran mejor organizadas y por lo tanto más bonitas e interesantes. No existía el desmesurado y voraz afán materialista y mercantilista. Se cuidaba la calidad de las actividades. Sin llegar al despilfarro y la hemorragia- no sé si dolosa - de fondos públicos y no públicos, resultaban atractivas y decorosas. La rimbombancia de los programas de ahora no traduce, en la práctica, lo que sus letras exaltan. Es que la fiesta auspicia un plácido paseo por un río repleto de lúpulo, malta y levadura. No pretendo cuestionar, resultaría absurdo, su naturaleza festiva ni mucho menos, al fin y al cabo es una fiesta. Empero, lo que si es cuestionable es el desborde y el desorden. Y justamente por ese punto -el desborde y el desorden- camina mi reflexión y se asienta mi conclusión: “Las fiestas de antaño eran mejores”. Aquéllas, a diferencia de las de ahora, tenían personalidad e identidad. Su columna vertebral la conformaban la parte religiosa, cultural, deportiva y taurina, todas ellas protagónicas.
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Procesión de Mama Huarina |
La fiesta religiosa, desde las capillas y toda esa gama generosa y bullanguera de faenas discurría desde el plantado, el "capilla tapay" y el ornado, hasta el desarmado de las mismas. Las misas, tanto de vísperas y cuanto de los días principales, amén de nuestra enraizada fe en la santa patrona de nuestro pueblo, eran tan solemnes; tambien las procesiones cuan multitudinarias, repletas de colorido con loas, comparsas, arpegios y fanfarrias infaltables; finalmente, las misas de octavario que concluían el 14 de octubre con solemnidad, colorido y tristeza anunciaban el fin de fiesta. Creo que en este aspecto - religioso - se mantienen relativamente indemnes las costumbres a pesar del creciente aumento de otras confesiones…
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Huanca Danza de Yacya |
El desorden se localiza en las demás parcelas del programa, como la parte cultural, por citar un ejemplo, que antaño consideraba “Veladas Literario Musicales” con puestas en escena de memorables dramas extraídos del parnaso del teatro clásico que le valieron a Huari ser considerada como la “Cuna del Teatro Ancashino”, blasón esculpido con esmero y afán por aquellas inquietas generaciones de docentes cuyo rastro se cubrió con el moho y la herrumbre de la indiferencia hasta decrecer y casi desaparecer. Los certámenes de “Poesía, Música y Canto” poseían la calidad de destacadas, respetables y concurridas, hoy por hoy divagan en lo secundario, en el mero cumplido, con escaso publico. Tal vez ello explica el por qué la calidad de la educación ha descendido. Los concursos folklóricos, por otra parte, se han venido a menos, ya no se aprecian esos duelos inolvidables llenos de suspenso entre el “Huaridanza”, “Los Huanca” de Yacya y Acopalca y el “Huanca danza” de San Marcos, por citar algunos. Y Por último “Las Ferias Artesanales y Agropecuarias” que en otrora colmaban de novedades los recintos del glorioso “González Prada” y el CENECAPE “Virgen del Rosario” ya no concitan la atención del respetable. La carencia de ideas innovadoras ha influido en su casi extinción.
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Tarde Taurina en el estadio del colegio Gonzalez Prada |
Las fiestas bravas de antaño, sin ser ni aficionado ni amante de la tauromaquia, me resultaban atractivas, más por el ambiente, su entorno multicolor y espontaneidad. La fiestas bravas de aquellos octubres se vivían y sentían no solo en el ruedo, sino en las tribunas que aunque precarias e inseguras tornábanse alegres y bullangueras. La comodidad y la “seguridad” de ahora no suplen aquello. En mi particular caso intenté disfrutar en el nuevo coso taurino pero me resultó infructuoso. Luego de 2 intentos donde el tedio y el sopor me avasallaron ya no tengo el interés suficiente como para intentarlo nuevamente. Más bien si sugerir a las autoridades que esta bonita y costosa infraestructura se destine también para la cultura y el deporte, pues resulta estúpido que tanta inversión sirva para dos o tres tardes taurinas al año y nada más. Es decir, con el respeto que me merecen los aficionados a la tauromaquía y gallística, sirva solamente para lo sangriento y cavernario.
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Huari visto desde Huancarpata |
¿Y el escenario? ¿Y nuestra casa? Este es un tema penoso, indignante y decepcionantemente inexplicable. La ciudad esta descuidada, el ornato trastocado, el orden violentado. El hacinamiento ha ganado terreno. En diferentes puntos, muchos de ellos céntricos, la ciudad muestra una faz maltrecha, descuidada y antihigiénica. Siendo este detalle nuestra carta de presentación, no habla bien de las autoridades y ciudadanos. No es un tema “focalizado” en la actual gestión edil, viene de más atrás. Es un tema cultural, donde la migración, seguramente, tiene algo o mucho que ver, así como también la desidia de las autoridades y la indiferencia de los ciudadanos.
Más allá de las competencias y responsabilidades que nos atañe a los huarinos residentes y visitantes es evidente que ha ganado espacio lo intrascendente y banal en desmedro de la cultura, hecho que se hace evidente en los acontecimientos importantes que, como la fiesta patronal, deberían de ser la vitrina donde se exhiba lo mejor de nuestro terruño.
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Carretera Catac - Huari |
Otro aspecto contradictorio, con estos tiempos de bonanza y despilfarro es la penosa realidad de nuestra carretera. Es el símbolo de nuestra incapacidad, sumisión y cobardía. No creo que exista un adjetivo capaz de interpretar y esclarecer semánticamente lo que sucede con Huari en este puntual aspecto. No quiero ahondar en este tema espinoso, prefiero dejarlo ahí por el momento, es un tema delicado que si se aborda con sinceridad y objetividad desnudaría nuestras miserias y limitaciones untadas con el lodo umbrio del temor y la cobardía .
Por último, Huari del siglo XXI, tan prolífico en ferias bravas y sangrientas, haría muy bien, mediante su fuerza vital, sus jóvenes, proponer una “feria de iniciativas” y preparar “astados” y “galpones” para embestir sus frivolidades.
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Tarde Taurina Octubre 2010 |