"30 AÑOS DESPUÉS…"
"No desprecies el recuerdo del camino recorrido. Ello no retrasa vuestra carrera,sino que la dirige; el que olvida el punto de partida pierde fácilmente la meta."
Pablo VI
Corrían los primeros días del ya lejano
febrero del 84, días dificiles para la patria, sacudida y enrarecida por una creciente crispación política. sello distintivo que caracterizó al segundo gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry: La economía recesada, el terrorismo en ascenso, sueldos de los empleados públicos en picada, el
ambiente social convulsionado por las demandas de los diferentes gremios sindicales y el embalse de espectativas que no fueron atenuadas tras el retorno de la democracia, marcaban la impronta del segundo gobierno "acciopopulista". Dos
huarinos nos representaban en la Cámara de Diputados del Parlamento Nacional: Zócimo
Vicuña Vidal y Amancio Cachay Chavez, cuyas gestiones no pretendo ni juzgarlas ,
ni criticarlas Sin embargo mencionar y destacar sus buenos oficios para la
reapertura de un Centro de Formación Magisterial en la ciudad de Huari, luego de casi 14 años de cerrada la "Escuela Normal"
Encontrándome en Lima, en plena preparación para
postular a la universidad, recibí la carta de mi padre, en ella me
comunicaba con tiernas, cariñosas y persuasivas palabras, que debía
retornar a Huari y postular al Programa de Formación Magisterial, una
especie de filial del Instituto Superior Pedagógico de Huaraz, que abría sus
puertas a la juventud estudiosa de Conchucos. Fue así que, como muchos otros
jóvenes de mi generación, retorné para quedarme largos y felices años.
Los exámenes, por aquellos tiempos, los elaboraba y controlaba directamente el Ministerio de
Educación. Las pruebas se trasladaban lacradas desde Lima y se abrían delante del
fiscal provincial para garantizar su transparencia. Cerca de 300 postulantes
esperábamos ganar una de las 45 vacantes que se ofrecía. La competencia
prometía y también preocupaba. En las primeras horas de la mañana del día
indicado, largas colas de jóvenes de diferentes lugares del departamento, adornaban
el recinto de la, por entonces, "Escuela Primaria de Mujeres", situada en el Barrio de Virá.
Fueron dos horas y media cruciales que definieron el destino de
muchos de nosotros. Luego de largas horas, rozando ya
la noche, se publicó el Cuadro de Méritos ante la impaciencia de los postulantes y familiares. A esas horas, cuando me encontraba girando en el Parque
Vigil, tratando de disipar la tensión y la ansiedad, mi padre y mi hermano Gino,
me comunicaron que había ingresado ocupando el primer puesto. Recuerdo
con singular emoción la alegría de mis padres y el abrazo largo y
emocionado de mi hermano mayor. Aquel examen redefinió el derrotero de mi
existencia ¡Qué duda cabe!
Lo que vino después del éxamen, graficaba con nitidéz la improvisación , la carencia de planificación y el voluntarismo con que se manejaba y se maneja todavía la educación y la formación de maestros: No teníamos, ni local, ni mobiliario, ni maestros. Así nació el Instituto Superior Pedagógico de Huari, lleno de necesidades y carencias. Tenían que pasar algunos meses para que la Dirección Regional de Educación de Ancash envie dos profesores y atenuar la tensión y el enojo de nosotros, los ingresantes, y de nuestros padres. Ellos fueron: la profesora Nelly Villanueva y el Prof Tinoco. Su breve paso, en un momento crítico , no fue impedimento para que dejen constancia de
su calidad de buenos maestros. La profesora Nelly, en la actualidad, es
una de las personalidades mas calificadas, en el campo educativo, de la capital
de nuestro departamento.
Cuando corrían los primeros días de junio, se hizo cargo de la dirección el Prof.
Alejandro Valerio Alegre Valverde, un maestro de grata recordación por su
inteligencia y brillante formación académica. Él nos acompañó los cuatro
años de nuestra formación docente. Fue un gestor, además de dinámico y polifacético.
Un orador de polendas que cada lunes, desde el vetusto proscenio nos regalaba
su sabiduría, sus sanos consejos y también sus acalorados sermones.
"Alichito" se yergue inolvidable en mi memoria. Supo
sobreponerse a las dificultades y a los soterrados, mezquinos y voraces intereses políticos que minaron, años después, el prestigio de nuestra querida institución,
Volviendo al carril de aquel camino sinuoso y alegre,
orillado de multicolores vivencias, donde las mañanas y
tardes de aprendizaje, tan feraces como las sementaras de los
mayos y junios de estío, marcaron con tinta indeleble nuestro formación
profesional y que junto a los eventos académicos, deportivos, sociales
y culturales, principalmente éste último, nos distinguieron frente
a la opinión de nuestros paisanos, me permiten proclamar y preciarme con el
mayor orgullo, de haber pertenecido a esa hornada de alumnos que años después
contribuyeron y contribuyen aún a engrandecer la patria.
Cómo olvidar a todos ellos, más
que compañeros amigos, más que paisanos hermanos. Grupo de alumnos que supimos
ganarnos el aprecio de la comunidad a
base de esfuerzo y trabajo. Pisando aquel peldaño nuevo de nuestra formación, inyectámosle
entusiasmo y lozanía al quehacer educativo y estudiantil, con actividades
de proyección social y tambien con actividades culturales tendientes a
devolverle a Huari su sitial de capital cultural y educativa de Conchucos. Reiniciamos así, una etapa llena de inquietud cultural, con noches de teatro, de recitales y sociodramas con enorme suceso en la comunidad. Con un número reducido de alumnos inauguramos una
etapa nueva llena de efervescencia juvenil que trascendió más allá de los
linderos de nuestra casa de estudios. Visitamos y nos visitaron
nuestros homólogos de Huaraz, Yungay, Caraz, Pomabamba, Chimbote y Chiquian, en caravanas
de estudiantes para intercambiar experiencias de inter-aprendizaje y protagonizar tardes memorables de fútbol, Básquet y
Voley. Destacar también, que gracias al talante artístico de aquel grupo de alumnos se pusieron en escena clásicos del teatro Ancashino: "El
Huancapetí está negreando", "El Sacrifico de una madre" ,
"El Campesino" y "En el cielo te espero" éste último nos valió el reconocimiento del Instituto Nacional de Cultura que,
gracias a nuestra performance en la ciudad de Huaraz, nos cursó una invitación
para presentarnos en el "Teatro Segura" de la ciudad Capital de la República.
Salud, con mis compañeros de la
“Primera Promoción” en el lugar donde se encuentren. Salud por las horas
compartidas, por los lazos fortalecidos al calor de nuestros aprendizajes, de
nuestras coincidencias, también de nuestras discrepancias, Salud por la
camaradería y espíritu progresista que nos distinguió, por las tardes de
fútbol, por las conversas entrañables, por los círculos y citas de estudios, por los apuros naturales
de aquéllas horas, por las avanzadas
culturales, por nuestros maestros, por nuestros padres y por nuestro lindo
Huari. Salud, por los que se fueron a un
lugar mejor y por lo que jamás se irá:
Nuestra amistad.
Mi respetuoso y cariñoso recuerdo a los que, tempranamente, nos abandonaron para alzar vuelo hacia un lugar mejor:
Fausto Ortega Valle, Reinaldo Llacuash Santiago, Grimaldo Espinoza, Máximo
Acuña Huerta. Para ellos mi homenaje, mi recuerdo y mis lágrimas de
compañero, amigo y hermano. Hay momentos, como éste, en que los designios de Dios asoman dolorosos
e inaceptables. Vidas truncas, profesionales con enorme proyección , mejores
amigos y compañeros, partieron prematuramente. Dios los tenga en su
gloria.
Finalmente
, mi reconocimiento a todos los maestros de aquella época auroral de nuestra formación profesional : Nelly Villanueva,
Tinoco, Gregorio Fernández, Magno Acuña Villajuán, Humberto Lora Pardavé, Juan
Mory Zevallos, Cayetano Sotelo, Wagner Avendaño Hidalgo, Edwin Avendaño Hidalgo,
Luís Beltrán Herrera Nava, Félix
Asencios Pantoja, Víctor Rodríguez Tuya, y como personal de servicio:
Serafín Tamayo (+) y Luis Mendoza.
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Al culminar el Primer Ciclo- Diciembre de 1 984 |
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Instantánea inédita de la Primera Promoción - Junio de 1984 |

Inicio de la práctica profesional: Miguel Solís Nava, Javier Solis Barrón Abelardo Malqui Hidalgo, Miguel Angel Vidal Solís, Juvenal Acuña Paredes y Samuel Hidalgo Espinoza. Huari. Septiembre de 1986 |